Las cifras marean y, lo que es peor, nunca se puede saber si los datos oficiales son los datos reales. La millonada que se acaba de pagar por Tres estudios de Lucien Freud, de Francis Bacon sirve para recordar que en el mundo del arte hay obras que no tienen precio y que la especulación también cuenta. Se dice que el tríptico de Bacon es el de mayor valor en una subasta, pero Los jugadores de cartas, de Cèzanne, sigue por delante. Se dice que El grito, por el que se pagaron 90 millones de euros, tuvo en realidad un precio en B mucho mayor. Picasso mantiene El sueño en el top 3 del ranking, pero hay quien asegura que por poco tiempo. En según qué rankings, el pintor malagueño incluye tres de sus obras.

El próximo zambombazo internacional en el mundo de las subastas puede ser uno de los famosos Coca-Cola de Andy Warhol, cuyo precio podría rondar los 45 millones de euros. Y atención al norteamericano Jeff Koons, el autor de Puppy, el perrito (perrazo) que preside la explanada central del Museo Guggenheim, de Bilbao.

Koons tiene menos de 60 años y acaba de convertirse en el artista vivo más caro. Su escultura Ballon Dog fue subastada por unos 40 millones de euros hace tan solo unos días en Nueva York. Desbanca al alemán Gerhard Richter, que ya ha cumplido los ochenta años. Ritcher vio como el año pasado un óleo suyo, Abstraktes Bild, que pertenecía a la colección del músico Eric Clapton, fue vendido en 26 millones de euros. Pura calderilla para lo que está por venir.