La misión Gaia, una de las joyas de la Agencia Espacial Europea (ESA), que tiene como objetivo censar mil millones de estrellas y un número impensable de asteroides, enanas marrones, agujeros negros, exoplanetas, quásares y otros objetos del firmamento de la Vía Láctea, vive hoy su momento más crucial: el lanzamiento, desde el Puerto Espacial Europeo en Korou (Guayana Francesa), del satélite del mismo nombre que barrerá el cielo de forma continua, durante cinco años, para confeccionar un atlas tridimensional de la galaxia con un nivel de detalle sin precedentes.

La comunidad científica gallega, y especialmente la Universidade da Coruña (UDC), estará muy pendientes de lo que ocurra esta mañana al otro lado del Atlántico -10.12 horas en España-, no obstante, el Laboratorio Interdisciplinar de Inteligencia Artificial que dirige el catedrático Bernardino Arcay en la UDC, así como la astrofísica Minia Manteiga y su homóloga viguesa Ana Ulla, han participado activamente, desde sus inicios, en el proyecto, desarrollando los algoritmos que permitirán al Gaia clasificar los cuerpos celestes. La expectación en el campus coruñés es tal que el salón de grados de la Facultade de Informática retransmitirá, en directo, el lanzamiento.

"Estamos emocionados y, a la vez, muy nerviosos, porque hoy nos lo jugamos todo a una sola carta. Que el lanzamiento saliese mal supondría un fuerte varapalo, por todo el esfuerzo humano, investigador y económico que hay detrás, aunque nuestro trabajo no se perdería, porque podría aplicarse a otra misión. Aún así, confiamos en que no haya problemas y el satélite funcione correctamente", explica el ingeniero informático e investigador del Laboratorio Interdisciplinar de Inteligencia Artificial Diego Fustes, encantado de poder participar en una misión del calibre de Gaia, que abre "una nueva ventana al Universo". "Estoy totalmente convencido de que vamos a descubrir cosas que ya se intuían, pero también otras que se ignoraban y que abrirán nuevas e interesantes vías de investigación", considera Fustes.

Los investigadores coruñeses colaboran en el proyecto Gaia desde "hace casi una década", indica Bernardino Arcay, quien subraya el "carácter interdisciplinar" del grupo que coordina, integrado por físicos, informáticos, ingenieros y astrofísicos, con amplia experiencia en investigación en Inteligencia Artificial. "Nuestro trabajo en Gaia se ha centrado en el desarrollo de herramientas basadas en técnicas de Inteligencia Artificial, específicamente Redes de Neuronas Artificiales, para clasificar y extraer las principales propiedades que definan cada uno de los cuerpos celestes observados", explica el catedrático de la UDC.

Si hoy todo sale bien, una vez finalizado el ascenso a bordo de la nave, Gaia pondrá en marcha sus propios propulsores para dirigirse a su destino, el punto L2 de Lagrange, situado a 1,5 millones de kilómetros de la Tierra en dirección contraria al Sol. Tardará un mes en llegar allí y, tras la fase inicial de calibración, su cámara espacial gigante con más de un millón de píxeles, la mayor construida hasta el momento, comenzará a grabar de forma diaria las imágenes que confeccionarán el primer mapa en tres dimensiones y dinámico de la galaxia.

El satélite barrerá el cielo durante cinco años de forma continua, y así observará cada cuerpo celeste una media de setenta veces. La colosal marea de datos que los científicos esperan recibir dará lugar a un catálogo final que se publicará hacia 2022 y que ocupará un millón de gigabytes, lo que equivaldría a 200.000 DVD. Antes, en 2016, se publicarán ya los primeros resultados.

El camino no ha sido fácil y no han dejado nada al azar, según explica el investigador Carlos Dafonte, de la UDC, y es que, hasta ahora, han trabajado con "datos simulados", como si los hubiese mandado Gaia. "El objetivo que tiene el satélite es el de hacer un mapa bastante completo de la galaxia, aunque se captura un porcentaje muy pequeño, pero nunca antes se había capturado tanto y, con estos datos, intentaremos analizar cuál ha sido su evolución y cómo hemos llegado a tener esta galaxia que tenemos ahora", explica Dafonte.

Se podrán observar también objetos "extragalácticos" y quizá también cosas que nunca antes se habían visto.

Gaia trabajará en el "rango de luz visible" y, desde la Tierra, los investigadores analizarán cómo se mueven los elementos que hay en la galaxia. El proyecto no se acabará dentro de cinco años, cuando Gaia deje de enviar información, sino que continuará con el procesado de los datos y su divulgación.

"Elegiremos los cuerpos celestes más problemáticos e interesantes y, mediante técnicas de Inteligencia Artificial, trataremos de limpiar las imágenes lo más posible para separarlos de otras familias de objetos y clasificarlos hasta donde podamos. Utilizaremos todos los métodos disponibles para determinar sus propiedades", apunta Bernardino Arcay, quien destaca que medio millar de científicos e ingenieros de toda Europa están detrás de la misión, que ya ha costado 740 millones de euros y en la que participan la Universidad de Barcelona y el Instituto de Estudios Espaciales, junto con dos centros de supercomputación catalanes, el CSIC y el Grupo Gaia Galicia. También la industria española ha tenido una destacada presencia a través del Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA) y de ocho empresas entre las 74 de 156 países que han construido el satélite. "Es un proyecto muy atractivo que, bien explicado, puede interesar muchísimo a la sociedad en general y, sobre todo, a los jóvenes", añade el catedrático de la UDC. Precisamente, para ayudar a entender mejor Gaia, ayer se inauguró en la Domus la exposición Mil millóns de ollos para mil millóns de estrelas, que analiza todos los pormenores y destaca la participación coruñesa en la misión espacial.