Originales, personalizados y en muchos casos piezas únicas e irrepetibles. Estas son las características de los regalos artesanales, productos que cada vez tienen más peso en las cartas de los Reyes Magos, frente a los artículos en serie que venden las grandes cadenas. Artesanos coruñeses como Sonsoles Corredoira, José Souto, Iria Enríquez, Mila Román o Lucía Ruiz de Aguirre aseguran que cada vez hay más demanda de este tipo de artículos y recuerdan que aunque su precio suele algo más elevado que otros productos, hay que calcular las horas que hay detrás de su fabricación, 100% manual. "Cada vez hay más demanda porque al hacer un regalo procuramos que sea especial y diferente, mis piezas son todas únicas y hechas a mano", señala Sonsoles Corredoira que elabora desde tocados y diademas a collares o pulseras. "La mayoría de la gente todavía no valora el tiempo que se invierte en hacer las cosas a mano", añade Iria Enríquez, de la firma La magia de Lúa, especializada en regalos artesanales para niños.

En pleno auge del do it yourself (háztelo tú mismo), en donde arrasan los talleres de calceta y ganchillo o el customizar y personalizar cualquier objeto, regalar productos artesanales es una opción para quienes no tienen tiempo o habilidades para dedicarse a las manualidades. "Son productos especiales, originales y además al comprar en el negocio local estamos contribuyendo a que el pequeño comercio no acabe desapareciendo ante las grandes firmas y los centros comerciales", indica Sonsoles Corredoira.

Internet y las redes sociales han sido claves para quienes se dedican a elaborar este tipo de productos. Pese a que hay quien vende sus artículos en diferentes tiendas de Galicia u otras comunidades, la mayoría opta por la venta directa online o al menos recurre a la Red para darse a conocer. "La gente ya ha perdido el miedo a comprar por internet. Hay que estar en redes sociales, blogs. El objetivo es que se te vea, que la gente comparta lo que publicas y así darte a conocer", indica Mila Román, responsable de la marca La Ranikita que diseña y encuaderna libretas y álbumes de fotografías. "Hoy en día quienes están en las redes sociales también compran por internet. En mi caso casi un 90% de las ventas las realizo a personas de otras comunidades", añade.

Otra opción son los mercadillos que aglutinan a diferentes creadores y que se organizan periódicamente. Eso sí, no todos los artesanos consultados ven beneficios en este tipo de certámenes. "La mayoría de la gente va solo a mirar", indica José Souto, que elabora medidores infantiles, caricaturas e ilustraciones. "Son una forma de ayudar a todos, al artesano y a los comercios de la zona", señala Mila Romá, quien lamenta que en muchas ciudades este tipo de certámenes aún sean una práctica poco extendida. "Deberían hacerse de forma periódica y al aire libre para que todo el mundo los vea", indica. Todo con un único objetivo: resaltar el producto artesanal.

Mila Román ha estado desde siempre vinculada al mundo de la pintura y el dibujo. "Desde pequeña he ido a talleres de pintura, de esmalte en vidrio y ya de adulta me de dediqué a impartir clases", indica esta gallega que ahora centra su labor en la encuadernación e ilustración a través de la firma La Ranikita. "Me dedico principalmente a la ilustración y a aplicarla en distintos soportes desde álbumes de fotos y libretas hasta marcapáginas, pinzas para el pelo, etc.", señala.

Todo empezó cuando una tienda le pidió el favor de encuadernar unos álbumes para que llegaran a tiempo para un pedido. Desde entonces se dedica a elaborar estos productos, especialmente, para bautizos y comuniones. "Hago todo el proceso, es decir, no compro el cuerpo del álbum o la libreta sino que lo coso todo a mano y después en la portada realizo una ilustración a partir de la foto del niño o lo que quieran los padres", indica Mila, quien también elabora pendientes, collares o pulseras que tienen como base sus ilustraciones. Todo lo vende en mercadillos o a través de su página web laranikita.es.

"Creo que debería haber más mercadillos al aire libre en ciudades como A Coruña porque son una ayuda para dar a conocer la labor de los artesanos y además beneficia también al comercio del entorno ya que da más vidilla a la zona y la promociona", indica Mila Román, quien añade: "No somos competencia del pequeño comercio, debemos hacer piña entre todos".