Un vecino de A Doblada que lleva un año en paro se trajo la suerte de Tenerife. Hace algo más de un mes fue a la isla en busca de una nueva oportunidad laboral y el día 14 regresó a Vigo para pasar las fiestas con su familia sin sospechar que traía consigo una de las mayorías alegrías de su vida. "Cuando me llamó mi sobrina para decirme que nos había tocado un segundo premio no me lo creía. Me temblaban las piernas y las manos y le pedí que me enviara una foto del décimo que compartíamos para comprobar que era realidad", reconocía Manuel ayer por la tarde tras recibir numerosas felicitaciones de amigos y vecinos del barrio.

Nada más aterrizar en el aeropuerto de Tenerife Sur en el mes de noviembre, su sobrina Montse le propuso parar en una gasolinera para tomar algo porque era de noche y emprender luego viaje hacia Santa Cruz. Manuel recuerda emocionado que a él no le apetecía e incluso protestó, pero la suerte estaba echada y el número 79.712 que eligieron porque coincidía con el cumpleaños de su sobrina les reportará 50.000 euros a cada uno una vez descontado el 20% que se lleva Hacienda por primera vez en este sorteo.

La sobrina también es viguesa y lleva ocho años trabajando en Tenerife. Entre los dos ingresarán 100.000 euros y ella ya planea venirse a pasar el Fin de Año a Galicia. "Brindaremos juntos y compraremos Lotería de Reyes a ver si repetimos suerte", explica su mujer Esperanza mientras reciben las felicitaciones de vecinos del barrio y de Mari y Fito, dos amigos que regentan el bar Nexus Paris en la calle Gaivota y que fueron los primeros en preguntarles por la mañana si habían sido agraciados sabiendo que Manuel había viajado a Tenerife y tenía posibilidades.

En ese momento, sobre las diez y media de la mañana, el matrimonio aún no era consciente de que tenía un décimo del segundo premio de la lotería de Navidad, aunque a Manuel el número que Mari anotó en la pizarra del bar le sonaba familiar y le quedó en la cabeza. Poco después comprobaría por los gritos que su sobrina daba al teléfono que efectivamente era el mismo número que ambos habían comprado en su parada rápida en una estación de servicio de Granadilla de Abona, al sur de Tenerife. Cree que este premio se debe a un cúmulo de casualidades.

"Fui con la ilusión de encontrar un trabajo y mejorar nuestra situación, y me vine con otra ilusión distinta. Es una gran casualidad. Yo no quería ni parar en la gasolinera. Era el primer sitio que pisaba desde que aterricé en Tenerife y ahí estaba la suerte. Aún cuesta creerlo", explica el premiado en compañía de su mujer mientras comprueba una y otra vez la foto con el décimo que le envió su sobrina desde la isla.

La pareja tiene un hijo en segundo de Bachillerato y el premio les da tranquilidad económica a medio plazo. "Una vez que empecé a creérmelo llamé a mis padres y se emocionaron muchísimo. Están tan felices como nosotros", explica Esperanza, que confía en un futuro poder destinar parte del dinero a los gastos universitarios de su hijo si decide estudiar.

Asegura que el 22 de diciembre de 2013 lo recordará para siempre. "Lo ves en la tele y piensas en cómo será la sensación del premiado. Pero creía que era imposible que me pasara a mí", reconoce entre risas. Manuel no solo se trajo de Tenerife su segundo premio, sino que compró otro décimo acabado en seis para Mari y Fito que tiene la pedrea y por el que ingresarán 120 euros. El número que se vendía en el bar también acaba en seis y los que tengan 20 euros recuperarán lo invertido.

Por ahora la pareja solo piensa en celebrar el premio en familia, pero más adelante Manuel asegura que estos 50.000 euros no truncarán sus planes de marcharse a Tenerife y probar suerte con algún negocio. "Mi sobrina y yo nos damos suerte mutua. Mantengo mis planes de hacer algo productivo allí. Es un buen colchón para empezar con tranquilidad y menos apuros que si partes de cero", reconoce emocionado tras recibir una gran alegría de lo menos esperada.

En una semana su suerte cambió por completo. Llegó sin trabajo pero ahora la familia podrá tomarse algo más de tiempo y pensar bien sus planes de futuro. Durante todo el día no pararon de recibir el cariño de sus vecinos y, aunque no dudan en compartir su historia para que la gente se ilusione y compruebe "que toca y es realidad", prefieren que no se les saquen fotografías por motivos personales.