Una amenaza de bomba obligó ayer a desalojar por un espacio de algo más de quince minutos la catedral de Santiago, según explicó ayer el deán Segundo Pérez, que atribuyó lo ocurrido a una "chiquillada".

El deán señaló que los agentes de la Policía Nacional no encontraron ningún elemento sospechoso en el interior del templo y detalló que él mismo recibió una llamada de teléfono en su despacho, aproximadamente a las 11.15 horas, en la que se le advirtió de la existencia de un artefacto explosivo

No es la primera vez que algo así sucede. Otra alarma por idéntico motivo provocó en 2011 una evacuación en esta misma basílica. Entonces se localizó un artefacto sospechoso que fue retirado.

Aproximadamente a la misma hora que se recibió la llamada en Santiago hubo otra en la catedral de León que también fue desalojada por una falsa amenaza de bomba.