Para defraudar mucho a Hacienda es condición indispensable ganar mucho. La retahíla de famosos de alto caché que acaban mirando a los ojos al juez de turno porque a Hacienda no le salen las cuentas es amplia y variada. Esta semana le ha tocado a una diva, Montserrat Caballé, soprano de larga trayectoria y reconocida fama. Grande, grandísima, premio Príncipe de Asturias y referencia internacional. Imputada por fraude fiscal de medio millón de euros.

Y los diseñadores italianos Dolce&Gabbana han sido condenados a un año y seis meses de prisión por evasión fiscal de cerca de 200 millones de euros.

En el verano conocimos que Messi, jugador del Barcelona, acabó imputado igualmente, junto a su padre, por buscar atajo a más de cuatro millones de euros. Una minucia: es lo que un mileurista ganaría con el sudor de su frente durante 250 años. La idea, según la Fiscalía, era ceder los derechos de imagen del jugador a empresas fantasma radicadas fuera de España. La cosa se debió de poner tan cruda que Messi y el papá se apresuraron a poner el dinero sobre la mesa (Cristóbal Montoro, feliz) para evitar mayores contratiempos. Algo así ocurrió hace tan sólo algunas semanas con el Barcelona y el caso Neymar, que costó lo que no está en los libros aunque oficialmente el fichaje fue una ganga.

Hacienda no se creyó lo de la ganga, nadie en el club (aunque sea más que un club) pudo dar explicaciones, el presidente Rosell se fue al exilio y el Barça pagó, por si acaso. El asunto no está cerrado.

La cantante Ana Torroja estuvo hasta hace muy poco tiempo a las puertas mismas de la cárcel de mujeres. Lo suyo era muy feo e incluía un complejo societario y un empadronamiento ficticio en el Reino Unido para evitar el pago de impuestos aquí. A Torroja, historia misma del pop español, le pedían tres años de cárcel y la evitó tras un acuerdo de conformidad aceptando un año y tres meses de prisión sustituidos por una multa de 9.000 euros y el pago de otros 477.600 euros tras admitir haber defraudado el IRPF de los años 2003, 2006 y 2007.

En la memoria (quebradiza) del pueblo (llano) aún colea el encontronazo fiscal de la tonadillera Isabel Pantoja, condenada en 2013 a dos años de prisión por blanqueo de capitales. La multa que le cayó ascendía a 1,1 millones de euros. Los tenía, mire usted.

Entre el fraude de Isabel Pantoja y el ya muy antiguo de Lola Flores median veintidós años. Allá por los ochenta, había españoles que no se sentían aludidos con la apertura de la campaña de la declaración de la renta. La Lola de España era una de ellos. ¿Hacienda? ¿Qué es Hacienda? La Faraona fue condenada en 1991 a 16 meses de prisión y al pago de una multa de 28 millones de pesetas. Al cambio, 168.000 euros que ahora casi suenan a broma. No había hecho la declaración entre 1982 y 1985. Famosa la frase de la mujer: "Si cada español aporta una peseta, mi deuda se cubre". No hubo movimientos nacionales que respondieran a tal propuesta.

Julio Iglesias se aprovechó de esa ciénaga en la que se había convertido la Administración pública de la Comunidad Valenciana, aunque solo citado como testigo. En 1997 fue contratado por el gobierno autonómico como embajador cultural en el extranjero. Admitió que había cobrado 6 millones de euros y no 2,2 como se señalaba en su contrato.

José Carreras, Plácido Domingo y Luciano Pavarotti, los Tres Tenores, tuvieron sus problemas con el fisco alemán. Y el cantante italiano Tiziano Ferro acaba de poner sobre el tapete tres millones de euros por evasión fiscal. Al cocinero Sergi Arola la Agencia Tributaria le llegó a precintar la coctelería, la bodega y la mesa de cocina del restaurante Gastro, en Madrid, por una deuda de 148.000 euros.

El Tribunal Económico Administrativo Central decidió en 2001 que la extenista Arancha Sánchez Vicario debía pagar 3.487.216 euros en concepto de cuotas por el IRPF. Alegó que su residencia estaba en Andorra y no en España, pero dos años después la Audiencia Nacional rechazó su recurso.

En el año 2012 se abrió una investigación sobre el sistema empresarial creado por el tenista Rafa Nadal para gestionar sus ingresos, radicado en Guipúzcoa durante seis años. Hacienda y el asesor fiscal de Nadal llegaron a un acuerdo y el tenista cambió el domicilio de sus sociedades a Manacor.