Desde niños que tardan en hablar o dar sus primeros pasos hasta pequeños que llegan con un diagnóstico bajo el brazo ya sea de hiperactividad, síndrome de Down o una discapacidad. El perfil de quienes acuden a los centros de atención temprana -disciplina encaminada a que niños de 0 a 6 con trastornos en su desarrollo tengan las mismas oportunidades que otros pequeños de su edad sin estas dificultades- es muy variado y la demanda no deja de aumentar. El servicio nació con la vocación de ser "de acceso libre, gratuito y de proximidad", sostiene la presidenta de la Asociación Galega de Atención Teperá, Teresa Busto, pero choca con la realidad. "Hoy en día hay zonas con duplicidad de servicios y otras que no tienen y que obliga a que las familias recorran muchos kilómetros", indica. Un problema al que la Xunta pretende poner fin con un nuevo decreto que regula el sector y que prevé la creación de una red de centros por toda la comunidad.

El objetivo del decreto es, según los expertos, poner un poco de orden en un sector cuyos criterios de accesibilidad, por ejemplo, variaban en función del centro. "Hasta ahora había las unidades de atención temprana de los hospitales y después centros vinculados al ámbito social en ciertos ayuntamientos", señala Busto, quien añade: "El problema es que mientras en las unidades sanitarias se accedía a través del pediatra que lo solicitaba, en los otros centros el criterio variaba. Este decreto unificará los criterios tanto de acceso como de intervención. De hecho ahora mismo estamos trabajando con la Xunta en la elaboración de un protocolo de actuación que sea común para todos los centros".

Además se ampliarán los centros de este tipo y se distribuirán por toda la geografía gallega para evitar las diferencias actuales por provincias. "A Coruña es la que tiene un mayor número de servicios, pero Ourense y Lugo presentan déficit", señala Busto.

La nueva regulación llega cuando la demanda de atención temprana ha crecido, pero también ha cambiado respecto a décadas anteriores. "Antes, por ejemplo, era común atender a niños con problemas por falta de asistencia en el parto. Ahora hay muchos menos casos", indica Busto, quien asegura que, hoy en día, la mayoría de niños que precisan atención temprana llegan por "problemas de atención, comunicación o conducta". Por ello, a los niños con algún trastorno diagnosticado se suman quienes están en riesgo psicológico por vivir en un hogar desestructurado, por ejemplo, o quienes sufren las consecuencias de "malos hábitos en su educación". "Hoy existe una sobreprotección en la crianza de los niños y esto hace que muchos mantengan hábitos de niños mucho más pequeños, que les cueste crecer. Nosotros hemos visto niños que con 4 años aún no mastican o con chupete", resalta.

No siempre se precisa un diagnóstico clínico para acudir a un centro de atención temprana. "Si un niño no gatea, no sonríe, no habla o está muy quieto en el carrito y no explora o manipula objetos, por ejemplo, es conveniente consultar con un especialista", indica Ángela Rodríguez, una joven coruñesa que acaba de abrir el Centro Crecer, especializado en desarrollo infantil y atención temprana, en A Coruña, junto a su socia Iria Queijeiro.

Una vez en el centro, los especialistas abordan cada caso de manera personalizada. "Lo primero es hacer una entrevista a la familia y una serie de pruebas estandarizadas al pequeño para realizar un informe sobre el estado del niño en diferentes áreas (lenguaje, motora, autonomía, etc.). A partir de ahí se fijan los objetivos a lograr y se diseña un plan de actuación individualizado, adaptado a las necesidades del niño", indica Ángela. Las visitas al centro varían aunque la media está en "dos o tres sesiones a la semana".

Pese a que la atención temprana abarca solo de 0 a 6 años, en Crecer amplían estos servicios hasta los 12 años. "Es una forma de dar continuidad aunque ya más enfocados al autocuidado o la estimulación cognitiva", señala experta en atención temprana.