Pregón. Antolín de Pamiers fue un mártir visigodo nacido en Francia pero cuyos restos mortales reposan en Palencia, donde los llevó Wamba. Lo importante es que San Antolín es medio palentino, y milagrero. Cuenta la leyenda que el rey don Sancho, hallándose de caza en los bosques de la zona, divisó un jabalí y se metió tras él en una cueva y cuando se disponía a lanzar una flecha su brazo quedó paralizado. El monarca hizo entonces un voto: si se recuperaba levantaría una catedral. Quedó curado y allí se hallaron las reliquias del santo y cumplió la promesa. En Palencia nació Alfonso Díez Carabantes, que con el tiempo partiría a Madrid como funcionario y después devendría duque consorte de Alba de Tormes, y este año ha sido pregonero del Día del Palentino Ausente. Sea porque la tierra le toca a uno, o por lo que fuere, Alfonso confesó ante sus paisanos que la duquesa anda tocada, que este verano no ha podido ni ponerse el biquini en Ibiza. Y que al santo encomienda su salud. No digo que no sea buena idea, si al rey Sancho le funcionó, y que toda ayuda es poca, y la fe mueve montañas, pero me quedo más tranquila al saber que a Cayetana no le van a faltar atenciones médicas. Por si acaso.

'Mata Mua'. Dice Montoro que quien la hace la paga. No es este el foro adecuado, pero, como los incautos que se someten al poli de luxe de Conchita, la afirmación requiere matizar. Una pila de matizaciones, diría yo. Lo que viene a aventurar que la maquinita va a sentenciar "mentira cochina". En cualquier caso, Hacienda se ha puesto a la faena e igual se va al pirineo andorrano tras la pista de Pujol que hurga la cartilla de Luís Tosar o se embarca en el Mata Mua. Carmen Cervera le ha cantado a Rajoy las cuarenta, que no son formas, que una es Thyssen y Bornemisza, y mecenas. Y es ciudadana suiza, sí, pero navega bajo enseña española y de España fue miss, y aquí tiene sus cuadros y sus nietos, en una urbanización tan selecta que no lo parece, pero también es España. Así que no, ministro, no todos somos iguales. ¿O eso lo dijo el exrey?

(Buena) leche La belleza láctea la inventó Cleopatra, lo mismo que descubrió las propiedades del veneno de serpiente, pero ahí se le fue la mano. Las bondades de la lactancia materna tampoco las discute nadie a estas alturas. Pero de ahí a beber en la adultez leche de madre (humana, se entiende) como ha dicho públicamente Jennifer Aniston que hace -justo tras saber casado con Angelina a Brad, por cierto- hay un trecho. Naomi Campbell -lo contó ella misma en la revista OK- se pone en el pelo una mezcla de huevo crudo, cerveza Guinness y Fairy. Igual por eso lo lleva como lo lleva. Al menos ahorran, como la entrañable Carmen Sevilla, que en vez de ponerse hilos tensores como hacen todas -y al parecer Alfonso Díez- se colocaba una pinza de la ropa en la nuca. Y tan estirada.

Donde fueres. Reza el dicho donde fueres haz lo que vieres y Ana Obregón quizá vio a El Cigala tan a gustito con las hormigas, a las estrellas internacionales contonearse tres palmos por encima de Pablo Motos o a Cayetano Rivera jugarse el tipo en tirolina. Se propuso estar a la altura: contó lo de la paella que le cocinó a Spielberg en pleno Holivú, pero eso ya lo ha sacado mil veces. Con los espíritus departió donde la medium y lo de que su hijo está emparentado con los reales ahora no está tan bien visto. Así que tuvo que superarse y narró que una vez, también en L.A. claro, acabó en los calabozos porque la confundieron con una meretriz cuando era, claro, un papel, o la otra que se coló en los Oscar por las cocinas. Sonia Monroy al menos pisó la alfombra.

Alberto al cuadrado y al cubo. Tenía que ser él. A a nuestro monarca no lo imagino, por reciente y formal. Ni a Carlos, el delfín, lo visualizo con las canillas erizadas a la vista bajo la falda escocesa y el chorro de agua helada. La primera testa coronada en sumarse al reto de moda ha sido Alberto de Mónaco. No es que los royal no sean solidarios, siempre han sido muy de fundaciones, postulaciones y rastrillos. Lo que no son es de grabarse mojados de arriba abajo porque las redes sociales las carga el diablo y ahí están las Jennifer Lawrence y Scarlett, o aquí Kiko Rivera, para confirmarlo. Pero en el principado las costumbres son más relajadas. Tanto que el soberano puede tener hijos fuera del matrimonio y de palacio sin mayores problemas o el exmarido de la princesa saltarse una boda real -la de Felipe y Letizia- por encontrarse perjudicado o la hermana díscola procrear con un guardaespaldas retozón de piscinas o vivir en una caravana de circo. A Alberto hay que reconocerle el mérito de derramar el hielo luciendo calva y teniendo el lío que tiene por delante: decidir si su heredero es el gemelo uno o el gemelo dos. Al menos a Charlene la ha metido en cintura. Y al cuadrado.