Prefiero 'Hamlet'. La actriz y presentadora y bailarina y cantante y bióloga y guionista Anita la fantástica, de baja por lesión, no pierde el tiempo. Se ha puesto con una "idea muy bonita" que tenía ella para una serie y le está quedando "algo muy espectacular" (los entrecomillados pertenecen a la polifacética). Sabemos que será una "comedia solidaria". Bien podría ser un drama científico, dadas las facetas múltiples de la artista total. Por ejemplo, de ciencia ficción epidémica. El vestuario ya lo tiene. Recuerden que, ante la amenaza del ébola, como medida profiláctico-preventiva (alguien tendrá que salvar a la humanidad) se aprovisionó de un par de trajes de seguridad adquiridos en internet. Pero no hay futuro sin pasado, ni entrevista a Obregón sin la paella de Steven Spielberg, Ramontxu o Ana y los siete. Por ejemplo, ¿a que no sabían que la boda de ficción de la stripper tuvo más audiencia que el enlace de Felipe y Letizia? Yo tampoco. Pero bueno, todo queda en familia política. El pasado verano José Luis Moreno la recuperó para sus "sábados sensacionales". ¿Un bodrio, ella? "A mí me pidieron el favor enorme de hacer la gala e intenté hacerlo lo mejor que pude. Hay cosas que son muy difíciles de decir, prefiero Hamlet". Yo también, la verdad.

El futuro resuelto. Es lo que tiene ser millonaria. Automáticamente entras en zona de riesgo de atracción suiza, andorrana y/o demás paraísos fiscales, en el punto de mira de Hacienda y disputadas herencias. Si te salen los millones por las orejas igual te meten en la lista Forbes que en el informe Falciani. Miren a la baronesa, por ejemplo; Montoro no se acaba de creer que se haya comprado casa en Andorra porque allí le salen más económicas las galletas de mantequilla danesas. A la duquesa no la dejan descansar en paz. Dice ahora Interviú que doña Cayetana prestó en vida a Alfonso Díez, el hombre que renunció a todo, 120.000 euros para arreglarle el futuro, y un techo bajo el que dormir tras dejar la vida palaciega. Y a eso le llaman los del fisco donación, como cuando cierto soberano echó una manita a su hija y su yerno recién casados. En vez de llamarlo amor. Que está libre de impuestos.

Breve. 137 días. Es el tiempo que ha aguantado George Clooney casado, a decir de In Touch. La revista atisba problemas en el paraíso. De ser cierto, la marca no estaría mal, andaría ahí ahí con el delirante matrimonio de Saritísima y el cubano Tony de tapadillo en los juzgados de paz de Alcobendas (¿pero qué pasa? ¿pero qué invento es esto?) La unión de Chábeli y R icardito Bofill, aunque parezca increíble, duró más. Mucho más efímera fue la boda entre fiordos de Estocolmo de Karina y Domingo Terroba, más que nada porque jamás se celebró. Pero nadie, ni el galán Clooney, iguala el récord de Alberto Isla, ex de Chabelita, y Techi, ex de Kiko, y sus 21 días. Le habrían arrebatado el Guinness a Rodolfo Valentino, que no llegó a la noche de bodas, de no haber tenido pactados un par de platós.

¡Pedrooooo! Ya puede Mariano ponerse en plan Sandro Rey y augurarle a Pedro el bello que no llegará a la Moncloa. O Pablo Iglesias en plan Eugenio con chistes como "Mi serie preferida es Juego de Tronos, ¿y la suya? ¡Perdidos!" (Que no los lleven al Club de la Comedia, por favor) Da igual. Porque a Jorge Javier Vázquez le va Pedro. "Mi voto es para él. Si me lo pidiera haría campaña. Me gusta porque no desprecia a cierto tipo de personas como yo. Hasta ahora parecía que la gente que ve Sálvame no vota". Pedro entendió que sí. Llamó a JJ y eso no se olvida. Ya ha empezado a hacerla, la campaña. "Yo entiendo lo que ha hecho con Tomás Gómez", soltó a su público, que esperaba que Lydia Lozano se arrancara con un chuminero. Si el presidente pitoniso yerra, un ministerio para Jorge. Ya.

Belleza natural. Una cara nueva es la que se les habrá quedado a todas después de ver a Uma Thurman. Tan lozana como siempre a los cuatro días de haber llenado páginas y páginas, horas y horas de televisión y de tertulia de sobremesa, píxeles y píxeles en las redes. Ojo, porque hubo quien desmenuzó las mil y una intervenciones a que se había sometido la musa de Tarantino, quien aventuró un trastorno psicológico -dismorfofobia se llama- y hasta quien corrió al cirujano de debajo de casa a pedirle un rostro igual (hay gente para todo). Y era un puro trampantojo. Una barra de labios nueva y cuatro brochazos. Lo que viene a devolvernos a los clásicos al reforzar la máxima homo homini lupus est (el hombre es un lobo para el hombre). Y también mulier mulieri lupus est, desde luego. Que hay que ver cómo somos de víboras y cuánta loba anda suelta. El expediente Uma servirá para cerrar bocas y reforzar a las celebridades nacionales que se han cansado de decir por activa y por pasiva que ellas no se han hecho nada, que ha sido cosa de cuidar la dieta o cambiar de crema. Como Isabel Presyler, Ana Obregón y Elsa Pataky. Olos morritos de Parada. Fruto de la genética. ¿Yqué otra cosa si no?