"Mañana, después del coro los reuniré a todos en la sacristía, podría disuadir a quien lo tenga que lo entregue pudiendo quedar impune". Estas palabras del exdeán de la catedral de Santiago, José María Díaz (responsable del Archivo catedralicio), mientras se buscaba al ladrón del Códice Calixtino y ante la sospecha de que era alguien de dentro, están recogidas en la escuchas telefónicas a las que fue sometido durante la investigación policial. Su interlocutor, otro canónigo, le replicó. "Es que en la catedral todos tienen llaves de todo", y un tercero advierte: "Hay muchos robos pero es mejor callarse".

Los pinchazos telefónicos destaparon también intrigas. Las distintas corrientes internas del Cabildo sospechaban entre sí. La idea de que era una venganza contra el exdeán corrió rápido: "Están muy crecidos desde el robo del Códice, quieren acusarlo", le dice a José María Díaz un interlocutor perfectamente identificado sobre otro que "empieza ya a pedir su dimisión". En cuanto a posibles relaciones personales hay quien advierte: "hay mucha gente dentro algo enfermizos". También opinan de uno de los agentes madrileños: "no es buena persona, es poco cristiano".

Tras la detención de Manuel Fernández Castiñeiras y la localización del Códice Calixtino intacto en su garaje, así como casi 2 millones de euros en metálico, declaró el móvil: una venganza contra su otrora amigo el exdeán con quien durante muchos años mantuvo una relación de especial cercanía. José María Díaz, que aseguró que fue "un robo por codicia y no por venganza" , renunció el pasado mes de diciembre a su cargo por motivos "personales". La marcha de la persona con más poder en la catedral de Santiago, se producía poco antes de un juicio que se suponía inminente y que ha ido postergándose.

Fernández Castiñeiras, un beato de misa diaria y que durante 25 años se paseó por la catedral con llaves de todos los aposentos, rechazó devolver el libro de forma anónima, y propició que se descubriera su gran patrimonio. Ahora quiere declarar, asegura que tiene mucho que decir -no adelanta nada sobre su caso, pero sí sobre sexo y relaciones homosexuales de la curia- y asegura que "todos robaban". ¿Despecho, venganza, codicia? ¿Tiene pruebas o es la técnica del ventilador? Y es que el electricista guardaba a modo de diario decenas de libretas y facturas con las que pretende probar ingresos millonarios.

Sin indicios de abusos sexuales

El juez instructor de la causa, Vázquez Taín, aseguró ayer en una conferencia en Ourense en respuesta a un sacerdote sobre posibles relaciones sexuales en la catedral, que "lo que no es objeto de delito hay que respetarlo igualmente, porque al tener, como hay en España, un sistema judicial de los más garantistas del mundo, cualquiera tiene derecho a negar, mentir o enfangar". "Todo es lícito, y el deber de los jueces de instrucción es separar la paja del grano para llegar a la verdad", resalto. "Si hubiese un solo dato mínimamente creíble de un abuso sexual a un menor, si yo estuviera de guardia tendría las diligencias ya abiertas. Es evidente que ese señor está haciendo un daño, pues el derecho al honor debe estar por encima de cuestiones como la venganza".