Ursula Heinze, licenciada en Filología Germánica, y su marido, el profesor de Filología Gallega de la Universidade de Santiago (USC) Lorenzo Ramón, son los traductores de la única obra de Günter Grass publicada en gallego, As galiñas do vento (Xerais en 2000), obra poética del escritor alemán que se editó dentro de la colección Ablativo Absoluto. La filóloga y escritora alemana, que reside en Galicia desde 1968, destacó ayer la complejidad a la hora de traducir su poesía al gallego. "Grass es un escritor con una riqueza léxica enorme y jugaba con ella", explicó la traductora, quien también destacó la humanidad del escritor germano. "Recuerdo una reunión del PEN Club International en Moscú. Rusia estaba en guerra con Georgia y el ambiente era tan tenso que teníamos miedo de que asaltasen nuestro hotel. Pues bien, Grass, que siempre se marchaba después de dar su conferencia, se quedó con nosotros como garante de que nadie entrara porque si nos atacaban a nosotros, le atacaban a él. Era una persona muy cercana y muy agradable", relató.

La filóloga también valoró la obra narrativa de Grass, de la que aseguró que siempre fue "muy provocativa" porque abordó siempre temas controvertidos, como en El tambor de hojalata. "Tuvo problemas de censura. Una editorial pequeña le dio la oportunidad de publicar y siguió con ella toda su vida. Esto también dice mucho de él como persona", añadió.

Para Manuel Bragado, Grass es "uno de los grandes narradores de la literatura alemana de la segunda mitad del siglo XX", del que lamenta que no haya más obras traducidas al gallego. En cuanto a la decisión de trasladar al gallego su obra poética, Fran Alonso, director de la colección Ablativo Absoluto, explicó que el poemario del escritor germano se adaptaba a la línea de dicha serie, que pretendía dar a conocer la obra de nuevos poetas gallegos y acercar la poética de foráneos poco conocida en Galicia. "Grass fue un escritor de su tiempo, que intentó comprenderlo y llevarlo a la literatura y es uno de los gigantes de la literatura", dijo.

Arturo Parada, doctor en Filología Alemana y profesor del departamento de Traducción y Lingüística de la Universidade de Vigo, se refirió ayer a Grass como un "artista global". "También dibujaba y esculpía, aunque en lo que más destacó fue en la literatura. Su trilogía de Dozing renovó la literatura germana tras la II Guerra Mundial", explicó el filólogo, que también destacó su "compromiso como ciudadano" y político. En su opinión, uno de los grandes méritos de Grass como escritor fue que supo entroncar con la literatura clásica germana. "La lengua quedó contaminada por el propio nazismo y Grass supo entroncar con el realismo y superarlo con una artificiosidad buscada y muy fructífera", explicó.

Por su parte, el escritor gallego Francisco Castro explicó que llegó a Grass de la mano de Saramago. "Soy saramaguista y cuando descubrí su admiración por Grass decidí leerlo. Era un escritor que tenía voz, sus opiniones se tenían en cuenta, algo que no todos los escritores tenemos. Es una pena que su simpatía por el nazismo de joven ensombrezca la grandeza de su obra", afirmaba ayer este escritor gallego, tras conocerse el fallecimiento de Günter Grass.