La enfermera Aruna Shanbaug, que quedó en estado vegetativo hace 42 años tras ser violada y luego estrangulada, murió ayer en Bombay de neumonía, a pesar de que su caso abrió en 2011 las puertas a la eutanasia pasiva en la India. Shanbaug había permanecido las últimas cuatro décadas ingresada en el hospital KEM de Bombay, el mismo centro en el que sufrió el ataque que la dejó en coma.

El caso de Shanbaug adquirió repercusión mediática en 2011, cuando tras 29 años de lucha incondicional de la activista y escritora Pinki Virani por poner fin al sufrimiento de la enfermera, el Tribunal Supremo indio aceptó la eutanasia pasiva.

Sin embargo, el máximo organismo judicial indio no permitió que su decisión se aplicara a Shanbaug como había solicitado judicialmente Virani, al considerar que la activista carecía de parentesco o cercanía suficiente con la paciente para quien la reclamaba.