Asegura que debido al avance de su enfermedad „un tumor le derivó en metástasis en los huesos„ apenas puede andar más de diez minutos sin sentarse, precisa andador para caminar largos recorridos y depende por completo de su coche ya que la parada de autobús está a "gran distancia" de su vivienda y no tienen un lugar para sentarse. Pese a esta situación, Christiane Müller, denuncia que se le ha rebajado el grado de discapacidad en la última revisión. "En 2012 me otorgaron el 33% de discapacidad y en la revisión del año pasado, cuyos resultados aún llegaron hace unos meses, me la bajaron al 28% pese a que ahora estoy mucho peor que hace cuatro años y al ser una enfermedad irreversible irá a peor", indica esta vecina de A Coruña, quien ha visto cómo el hecho de no llegar al 33% „lo mínimo que se exige para tener derecho a ayudas o beneficios por discapacidad„ le cierra las puertas a disfrutar de algunos derechos como la tarjeta para aparcar en plazas de discapacitados, algo que considera fundamental para su día a día por la ciudad.

Müller reconoce sentirse "indignada" y sorprendida al ver que tras cuatro años en los que su movilidad se ha visto reducida, se le rebaja el grado de discapacidad. "En 2012 andaba bastante bien e incluso iba en bicicleta. En la revisión simplemente me hicieron subir tres escalones, pero estoy en desacuerdo con este veredicto. Apenas tengo movilidad en los pies, lo que me ha obligado a comprar un coche automático y ponerle los mandos manuales para controlarlo todo con las manos que supuso un gasto de 4.000 euros", explica y añade: "Al no llegar al 33% tampoco tengo derecho a ciertas ayudas para sufragar estos gastos".

Pese a presentar reclamaciones ante la Xunta o el Valedor do Pobo no se le ha permitido una nueva valoración de su discapacidad. Müller también presentó una solicitud para tener la tarjeta de aparcamiento en el Ayuntamiento, denegada al no llegar al 33% de discapacidad. Müller asegura que su caso no es el único y cree que reducirle el nivel de discapacidad tiene que ver con cuestiones económicas. "Ahora mismo creo que siguen el criterio de la situación económica de la persona, pero no se trata solo de dinero, hay otras cosas. Ahora que estoy en esta situación soy consciente de las barreras que hay para la gente con discapacidad. Hay parkings como el de María Pita que no tienen ascensor", resalta.