Internet está llena de historias falsas. A nadie le puede sorprender esta afirmación. Está llena de historias falsas. Como la vida misma. Porque, al fin y al cabo, internet no es más que el reflejo de la vida misma. Ni más ni menos.

Esta reflexión viene a cuento por las críticas que han recibido Facebook, Google o Twitter de difundir noticias falsas que presuntamente favorecieron que Donald Trump ganase las elecciones en EEUU.

Un estudio de Buzzfeed, el portal de internet especializado en contenido viral, publicó el pasado octubre un estudio en el que aseguraba que el 38% del contenido que compartían las páginas políticas de Facebook "de derechas" era falso o inexacto. En el caso de las "de izquierdas" el porcentaje bajaba al 20%.

El jefe de Facebook, Marc Zuckerberg, salió rápido a la palestra para desmentir esas acusaciones de haber favorecido el triunfo de Trump. Y aseguró que más del 99% del contenido que se ve en nuestros muros es auténtico. "Es extremadamente improbable que esos posibles engaños cambiarán el resultado de estas elecciones en una dirección u otra", reconoció.

Pero algo tiene que haber porque tanto Facebook como Google se han apresurado a anunciar, casi al unísono, que están trabajando en la eliminación de esas noticias falsas. En realidad nos las van a eliminar. No pueden. Lo que van a hacer es que esas webs que difunden esas informaciones tergiversadas no van a conseguir anuncios de estas dos plataformas por lo que su viabilidad económica será más complicada.

No suele ser normal que Google, el mayor motor de búsqueda de internet, y Facebook, la mayor red social del mundo con más de 1.800 millones de usuarios, se pongan de acuerdo en el mismo asunto. Así que algo tiene que haber.

Es cierto que cada vez recibimos la información, sea de una campaña electoral o de cualquier otro acontecimiento, más por las redes sociales, en las que es más complicado discernir entre una noticia falsa y otra real, que por los medios tradicionales en los que la confirmación de las informaciones es más exhaustiva. El 44% de los estadounidenses se informan a través de las noticias que leen en Facebook. Y en España, aunque el porcentaje es más bajo, también ocurre lo mismo.

La web 2.0, en general, y las redes sociales, en particular, nos han dado un gran poder a los usuarios: la capacidad de poder crear y emitir contenidos. Algo que hace unos años solo estaba al alcance de los grandes medios de comunicación.

Y somos los usuarios los que debemos ser pequeños periodistas en potencia para no propagar contenidos falsos. Más que Facebook o Google y su intento de acabar con determinadas informaciones. Sobre todo porque ninguna de estas plataformas produce contenidos. Solo son herramientas para distribuirlos. Por eso no hay que dar por buena ninguna información a no ser que proceda de una fuente fiable. Ni compartir nunca una noticia que creamos que pueda ser falsa. Verificar, verificar y verificar siempre una información antes de compartirla con nuestros amigos. En definitiva, ser periodistas en potencia y no favorecer la propagación de noticias falsas.

Por cierto, ¿cuando Zuckerberg asegura que más del 99% del contenido que se ve en nuestros muros es auténtico también se refiere a todas esas fotos de nuestros amigos en las que se les ve supercontentos, superfelices y pasándoselo superguay y luego su vida no es tan idílica? Para que luego digan que internet no está llena de historias falsas.