Tras más de dos décadas en la enseñanza universitaria y su paso por la dirección de la Oficina de Igualdad de Género de la Universidade da Coruña, Patricia Faraldo tiene claro que "los problemas para conciliar vida laboral y personal" son la principal traba que se encuentran las profesoras universitarias que aspiran a obtener una cátedra. "Las mujeres lo tenemos más difícil que ellos porque se tienen hijos en una fase crítica para la progresión en la carrera universitaria. Hay un parón y cuando regresan a su trabajo, las plazas ya están ocupadas", señala esta catedrática de Derecho Penal que reconoce que haber tenido a su único hijo "a los 38 años" y contar con una pareja que compartió la crianza fue clave para poder lograr su cátedra.

"No se trata sólo del parón de los meses de baja maternal. Es complicado seguir el ritmo de trabajo que se necesita cuando se tiene un hijo y el mayor peso del cuidado recae en la mujer. Para progresar, por ejemplo, puntúa mucho el asistir a conferencias internacionales", indica Faraldo. "Una solución sería establecer cuotas de presencia femenina", sostiene esta docente quien pone el ejemplo de Alemania, donde "en igualdad de condiciones, la plaza se le da a la mujer".