Siete de cada diez enfermos mentales somatizan su malestar y lo transforman en una enfermedad física. El Sergas advierte en su estudio de que "esto es la regla, más que la excepción". Así, explican que las personas con trastornos derivados del consumo de sustancias o con problemas de ansiedad sufren dolores de cabeza, asma, enfermedades cardíacas y enfermedades pulmonares crónicas con mayor frecuencia que el resto de población. Incluso constata que las personas con trastornos de humor tienen más posibilidades de desarrollar "tumores malignos".

Entre los depresivos, hay una mayor incidencia también de patologías cardiovasculares, particularmente de isquemia coronaria.

El informe revela además que el 4,3% de la población adulta gallega tuvo alguna vez ideas suicidas, el 1,3% realizó un plan suicida y el 1,2% lo llevó a cabo.