La mujer es un hombre mal engendrado. Así se las gastaba Aristóteles con sentencias como esta que han impregnado nuestra mentalidad durante siglos siguiendo la pauta de subordinar las féminas al varón para presentarlas como meras reproductoras con la responsabilidad añadida de cuidar y criar a los hijos pero alejadas de los círculos emisores del conocimiento porque, como se suponía incluso en el siglo XIX, "el estudio aumenta el cerebro, disminuye los ovarios y mengua por lo tanto la fertilidad".

Siga leyendo la noticia en Orbyt, o suscríbase a La Opinión de A Coruña y tenga acceso completo a todas nuestras noticias sin límites.