El papa Francisco denunció ayer que la explotación femenina se considera un "pecado contra Dios" y que "sin ir más lejos, sucede incluso en Roma" y arremetió contra el uso de la imagen de la mujer como "objeto de deseo". "Cuántas chicas se ven obligadas a venderse por un puesto de trabajo", lamentó Francisco durante la misa de ayer en la Casa Santa Marta.

El Pontífice subrayó que sin la mujer, "el hombre no puede ser imagen y semejanza de Dios" y pidió oraciones "para las mujeres descartadas, para las mujeres usadas, para las niñas que tienen que vender su dignidad". Además indicó que la doctrina de Jesús sobre la mujer cambió la historia. "Jesús dignificó a la mujer", señaló.