La vuelta al colegio en Francia después de las vacaciones de verano estuvo marcada ayer por la prohibición de los teléfonos móviles en la enseñanza obligatoria, una medida que suscitó un amplio debate social. La nueva ley, adoptada a fines de julio y que responde a una promesa electoral del presidente Emmanuel Macron, prohíbe el uso de todo aparato conectado a la Red (móvil, tableta, reloj) en las escuelas de Primaria y los colleges, es decir, hasta los 14-15 años.

Esta práctica ya había sido adoptada por muchos centros, pero ahora la ley se aplicará a todos los establecimientos. En cuanto a los liceos (hasta los 18 años), tendrán la posibilidad de aplicar la medida, total o parcialmente.

Los defensores del dispositivo subrayan que el uso del teléfono móvil perjudica la capacidad de atención en clase, el ambiente escolar y reduce la actividad física en los patios, cuando no sirve para exponer a los menores a contenidos violentos o pornográficos. Es una ley "de entrada al siglo XXI", que envía un "mensaje a la sociedad francesa" y también al extranjero, con "otros países interesados", dijo el ministro de Educación, Jean-Michel Blanquer.