La falta de tiempo o un horario incompatible ya no serán excusas para participar en un club de lectura. Pese a que todavía son mayoría las iniciativas presenciales, cada vez hay más clubs virtuales que permiten comentar lecturas a través de un blog, de Facebook o incluso de Instagram. En este mundo del club de lectura virtual, las bibliotecas municipales de A Coruña fueron pioneras a nivel gallego al abrir el suyo hace once años, cuando el uso de internet no estaba tan generalizado como ahora. "En su momento fue algo innovador, una apuesta bastante arriesgada porque era un concepto diferente", asegura la actual coordinadora del club, María García.

Los objetivos de un club de lectura son los mismos sea presencial u online. "Están dirigidos a gente que lee mucho, que quiere comentar las lecturas con otras personas y que consideran que esta actividad es muy enriquecedora para ellos porque se ven otros puntos de vista", indica García, quien asegura que entre las ventajas de la versión virtual está "que pueden escribir en cualquier momento, que no hay que ceñirse a un horario concreto que igual era inviable por el trabajo". Eso sí, la responsable del club coruñés- ciberclublectura.wordpress.com- reconoce que la versión virtual requiere cierto manejo de la informática y además es algo "más frío". "En el presencial al final se crean lazos sociales, hay mayor sociabilidad y además en un grupo de 20, por ejemplo, siempre consigues que todos opinen. En internet hay gente que está inscrita pero que después puede pasar tiempo sin participar", indica María García.

Pero entre las ventajas que ofrecen los clubes virtuales está que permiten participar en cualquiera sin necesidad de estar cerca de la localidad de residencia. De hecho, de los 53 lectores inscritos en la actualidad en la versión virtual de la bibliotecas municipales de A Coruña, solo 32 son de la provincia y tienen siete personas de otros países como "Uruguay, Estados Unidos, Costa Rica, México o Venezuela". Desde su creación en 2007, el blog acumula casi tantas visitas desde España (unas 23.000) como de América. Una diversidad cultural que determina la actividad del club. "Es muy enriquecedor el debate de una obra entre personas de diferentes culturas y puntos de vista", explica María García, quien reconoce que esta diversidad de lectores le obliga a no proponer lecturas en gallego, por ejemplo. "Además hay algunos casos de gente que si no son obras muy conocidas me comentan que tienen dificultad para encontrarlas. Por eso, suelo optar por libros de premios Nobel o premios Cervantes, por ejemplo", sostiene la coordinadora.

La dinámica de trabajo es similar a la un club de lectura en el que el grupo se reúne semanalmente. "Normalmente hay un primer post en el que explico la obra que se propone y en un segundo realizo una contextualización histórica", explica María García, quien indica que lo habitual es que dé un plazo de unos diez días por cada 100 páginas para abrir el debate sobre la obra. Pasado ese tiempo, la persona encargada del club virtual cuelga un nuevo post planteando preguntas concretas sobre determinados pasajes de la obra o pidiendo simplemente un análisis sobre la primera impresión. A partir de ahí, los miembros del club pueden escribir sus mensajes y responder cuando lo precisen. No hay hora ni tiempo predeterminado, lo que facilita la labor a quienes por horarios laborales o de clase no pueden participar in situ en este tipo de iniciativas.

"Pueden comentar desde si les gusta o no, cuestiones sobre un personaje en concreto o simplemente exponen sus conclusiones de la obra", indica García, quien reconoce que muchas veces en los clubs virtuales la participación no es tan alta como se desearía. "Hay quienes escriben una opinión diariamente y quienes apenas participan en el debate, pero tampoco se dan de baja", sostiene.

Pese a que quienes participan en este tipo de actividades son ávidos lectores, no todo el mundo tiene el mismo ritmo de lectura. María García reconoce que, cada varios meses, tantea a los inscritos para ver si el ritmo que marca es el adecuado y si no "intento adaptarme a lo que me dicen". Los interesados en participar pueden inscribirse -a través de un enlace que hay en la web de las bibliotecas municipales- en cualquier momento del año. Tras anotarse recibirán un email en el que se les explican las normas para participar y a partir de entonces ya formarán parte de esta comunidad de lectores.

Las obras, según explica la coordinadora, se seleccionan de entre los cientos de títulos que la Rede Galega de Bibliotecas adquiere para los clubes de lectura. "Hay un listado y una vez que seleccionamos el título, nos envían 20 ejemplares para que los miembros del club que lo deseen los recojan en el Fórum. El resto tiene que encontrar el libro por su cuenta", indica.

Al igual que las bibliotecas municipales de A Coruña, las de la ciudad de Madrid también cuentan con clubes de lectura virtuales, en este caso temáticos: especializado en novela negra y bautizado con el nombre de Frontera negra (coordinado por el escrito Lorenzo Silva), en las novedades literarias (Brújula literaria) o dirigido a adolescentes (Comando lector). También la red de bibliotecas de Castilla-La Mancha o el Instituto Cervantes cuentan con un club virtual.

Pero el auge de las redes sociales hace que ya sea posible participar en clubes de lectura en otros formatos ajenos al blog. Es el caso del club de quelibroleo.com que cuenta con más de 267.000 seguidores en Facebook, donde los interesados pueden comentar la obra seleccionada en el perfil sin necesidad de inscripción previa. Los libros de Luna y El club de la tribu tienen una dinámica similar -proponen un libro y se comenta-, pero en Instagram. La lectura también se adapta al siglo XXI.