Tongo. Para Aristóteles la belleza es armonía, orden, proporción, luminosidas, ritmo. Para Platón, el bien, lo bueno. En el caso de Hegel, la belleza es idea, pero la idea debe realizarse también exteriormente. Para otro filósofo contemporáneo, Koala, sería lo contrario a Makoke o Mónica Hoyos, porque Makoke y Mónica Hoyos, con lo monas que se creen ellas, ya ven, son feas feísimas, eso según sus cánones, sus referencias, sus gustos. Por eso medir, tasar, valorar, cuantificar, votar, premiar, juzgar la belleza es harto complicado. Sin embargo se hace. Una de las que dispone de título, diploma, banda, corona, aval, orla, como se llame, que la acreditan como bella -pasan de manos a manos, de cabeza a cabeza, cada año pero igual tienen valor vitalicio o prescriben o hay que hacer reválida- es María Jesús. María Jesús ganó un certamen en su día. Quieren, a estas alturas, arrojar sombras de duda sobre la limpieza. Ecos de tongo (como en OT, como en GH Vip...). Ahora todo lo que hace María Jesús está bajo sospecha. Total, ¿por qué? Pero si Lydia Lozano estaba en el jurado...

El máster. Aramís se pasa las noches en blanco porque estudia. Dos másters, uno en criminología, otro en patología forense. Inquietudes que tiene ella. Y necesidad de dar salida a tanta cabeza. Entre máster y máster, entre conjuro y conjuro, va desarrollando una nueva teoría de la relatividad. Se siente un poco obligada porque comparte coeficiente intelectual con Einstein y la tesis del físico, así, a lo tonto, tiene ya más de un siglo. El riesgo es que esté contaminada. Los asuntos de ciencia hay que tratarlos en ambiente aséptico y ella, entre que viene de donde viene, prescinde de prendas íntimas, abusa de lo sintético y no tiene hogar estable, a saber. Luego están los conceptos, que son delicados, y engañosos, y eso en ciencia tampoco. En la casa, las cosas se magnifican y, al salir, se relativizan. Igual la teoría le queda como de Quimicefa. O relativa.

La dieta. Carmen se ha saltado la dieta. No es que sea un pecado gordo gordísimo, venial si acaso. Ya, la gula es pecado capital, pero la gula, como apetito desmedido, se diluye un tanto, pasa a un segundo plano, baja un punto, a venial, cuando se trata de gula social. Borrego se ha saltado la dieta porque celebraba su cumpleaños y en el cumpleaños de una, una tiene que brindar y soplar sus velas y sus velas van clavadas en una tarta. Carmen se ha saltado la dieta, por una vez, porque un día es un día. Y sí, ha engordado casi un kilito, ni llega. No es para ponerse así. Aunque la dieta sea, televisada, previo pago. Llámalo arte, llámalo vida, llámalo trabajo. Llámalo algo.

La lista de la compra. Datos de interés general (poco a poco, se va completando la lista de la compra de Isabel Pantoja para la despensa de Cantora). Dime qué comes y te diré quién eres. Primeras impresiones: abundan los precocinados y las conservas, como en un piso de estudiante o un refugio antiguerra nuclear. De los callos ya hablamos. Pensamos, erróneamente, en esas tripas blancas, peludas, con sus celdillas, del puesto de vísceras y despojos. Eran de lata. Cuatro. No todo es gastronomía tradicional española (enlatada). Cantora es intergeneracional, intermodal e internacional. También hay comida asiática. Preparada también. Varios botes de fideos fast food. Y, por último, el pan, de molde, tanto normal como integral.

'Missing'. Han dado la voz de alarma: Dulce está desaparecida. Nadie la ha visto, el coche no se mueve de su puerta, no contesta al teléfono, que no sube las persianas, no hace platós de televisión. No hay ni rastro de la niñera. No tiene gracia. Parece una novela de misterio. O peor. Dulce se sabía observada, caída en desgracia, casi crucificada. La última vez que se la vio, según la reconstrucción de los hechos, de sus últimos pasos, al hilo de los testimonios, fue cuando el cumple del nieto de Isabel. Entonces la daban por desaparecida ( missing), como ahora, de la vida de Chabelita, y por ende de la vida pública, esto es, televisiva, esto es, rentable, y resulta que fue a llevarlos, a Chabelita y a su hijo, a su niña y a su niño, a la fiesta. Y lo hizo con grandes alharacas, para que se la viera bien, para que se la oyera bien. Aquí está Dulce, a la que se daba por desaparecida, como se la dio hace años, cuando salió como salió de Cantora, para volver a renacer después. Solo que esta vez a María Patiño se la ve angustiada de verdad. Ojalá se equivoque. Y Dulce reaparezca. Con algún secreto que no haya contado antes. Un escándalo. Y se haga un poli. O algo.