Cuando llegan las fiestas navideñas se produce un caos en tus hábitos. Cambias tus horarios (comes a otras horas, te acuestas tarde, cenas más de lo habitual), cambias tus actividades (dejas el gimnasio, no vas a caminar, etc.) y modificas la cantidad y calidad de tu alimentación y todo ello puede pasarte factura. Cuida tus hábitos e intenta equilibrar los excesos y combinarlos con períodos de mayor control que te ayuden a evitar llevarte un susto cuando las fiestas se acaben.

A ello se añade la dificultad psicológica de tener que relacionarse con personas a las que no ves habitualmente o te resultan directamente insoportables. Esta sensación de impotencia y malestar es más frecuente de lo que puedes pensar y son muchos quienes se quejan de ello. Para poder superarlo es fundamental mentalizarse. Pensar que serán unas horas e intentar mantener la compostura sin que te afecten los comentarios inadecuados de los que se sientan a tu alrededor. Intenta no pensar en que podrías estar en otro sitio disfrutando con otras personas porque eso sólo te hará sentir peor. Evita las conversaciones que pueden generar tensión para reducir las probabilidades de entablar una discusión que no servirá absolutamente para nada.

Si eres el anfitrión, planifica cada detalle con antelación y evita mezclar invitados que sabes que no se soportan. Si es imprescindible que vengan todos, siéntalos en lugares alejados y pide ayuda a alguien "neutral" para que ponga paz entre ellos. No puedes pasarte la noche pendiente de sus discusiones, así que apóyate en alguien de confianza para que se encargue de ese tema.

Lo más importante es que planifiques lo que vas a hacer con tiempo suficiente y no te veas apurad@ en el último momento. Unos sencillos consejos pueden ayudarte:

-Piensa en tus invitados. Sus edades, el número de personas que van a acudir, cómo se van a sentar, sus gustos, etc.

-Haz una lista de lo que necesitas para preparar la fiesta. Debes incluir todo lo preciso: bebidas, postres, adornos, comida, especias, café, infusiones, etc.

-Plantea una oferta amplia que permita a cada uno beber lo que le guste. Incluye cerveza, agua, vino blanco, vino tinto, cava y refrescos. Puedes preparar también una sangría o una limonada y, si les gusta lo natural, un buen zumo con manzana, zanahoria, naranja y fresas, por ejemplo.

-Mantener en perfecto estado el hielo puede resultar complicado. Compra un saco o prepáralo tú y guárdalo en bolsas varios días antes. Lleva pequeñas cantidades en una cubitera cubierta para que no se derrita.

-Presenta bien los platos. Elige los elementos que más te gusten y combínalos. No es necesario que sea todo igual; de hecho, está de moda mezclar colores, vajillas, cuberterías, etc. Tampoco lo compliques demasiado porque se sentirán incómodos y con miedo a tirarlo todo.

-Pon la mesa a primera hora para que no te agobie en el último momento. No cortes el pan porque se secará; espera a que llegue el momento de comerlo.

-Preparar salsas es fácil, pero si tienes poco tiempo puedes encontrarlas ya elaboradas. Preséntalas en recipientes bonitos y explica lo que contienen a los invitados.

-Combina platos fríos y calientes a elegir según planees sentarlos a la mesa o un bufet autoservicio y cada uno donde quiera.

-Si incluyes marisco en el menú, cómpralo antes de que su precio sea excesivo y congélalo como te indique el experto para que esté en perfecto estado en el momento de consumirlo.

-Si os gusta el aperitivo, puedes preparar algo "especial" como: brochetas de queso y uva, rollitos de pavo con espárragos, tostas de pimientos rojos y ventresca de atún, queso con anchoas, etc.

-El plato principal puedes hacerlo en el horno y darle el último toque mientras coméis el primero. Carne o pescado con verduras resultan perfectos y fáciles de preparar y servir.

-El postre debería estar ya preparado. Es el momento del turrón que puedes cortar previamente y mantener tapado hasta el momento de servirlo. También resulta indicado un postre fresco como el helado o la macedonia de frutas.

-El café (o la infusión) es el final ideal. Puedes hacerlo antes y mantenerlo caliente en un termo.

Piensa que lo importante es que tus invitados te lo agradecerán aunque no todo salga como tú deseabas. No olvides que el ambiente es primordial: unas velas, música suave, adornos sencillos? constituyen ese toque especial que todos valoramos.