Ya hemos descubierto al principal instigador de las protestas en Francia de los Gilets Jaunes (Chalecos Amarillos). Es Facebook. Ni las políticas del presidente Emmanuel Macron ni las de sus antecesores ni la crisis. El principal culpable de que cada fin de semana cientos de miles de franceses salgan a la calle a protestar es la red social creada por Mark Zuckerberg.

Estas semanas se pueden leer perlas en los medios como que "los disturbios callejeros en París tienen menos que ver con una pequeña subida de impuestos al combustible que con el poder de las redes sociales para radicalizar a sus usuarios" o que Facebook está "alimentando la ira populista francesa" o que "el movimiento de los Chalecos Amarillos es una bestia nacida casi en su totalidad de Facebook" o que "los disturbios es lo que sucede cuando Facebook se involucra con las noticias locales", ya que los cambios recientes en su algoritmo han proporcionado, dicen, el mecanismo para promover estas protestas.

Asegurar, sin datos, que "el cambio de algoritmo de Facebook favoreciendo las noticias locales sirvió para viralizar la protesta francesa" es bastante temerario. Según destacan los medios franceses, la mayor parte del movimiento se comunica "casi por completo en páginas de Facebook pequeñas y descentralizadas" y a través de grupos.

Si hacemos caso a Mark Zuckerberg cuando el pasado enero anunció que el cambio de algoritmo suponía que iba a dar más relevancia en el muro de los usuarios a las actualizaciones de los amigos en detrimento de las de las páginas, es difícil entender que el cambio de algoritmo de Facebook sirva para viralizar la protesta francesa.

Ya que lo que ha hecho ese cambio es reducir el alcance de las páginas donde se comunican los miembros del movimiento. Y nada dijo Zuckerberg de que con ese cambio se iba a "favorecer las noticias locales", ni las de los grupos sino las actualizaciones de nuestros amigos.

El error es mezclar "noticias locales" que aparecen en el muro de los usuarios con páginas y grupos que es donde se comunican los miembros del movimiento. Y no es lo mismo. Es como mezclar peras con manzanas.

Afirmar que Facebook es "el arma más amenazadora para las democracias jamás inventada", sin ofrecer más datos que confirmen esa afirmación, es bastante temario. Eso sí, como titular es muy bueno.

Además, la penetración de Facebook en Francia es del 62% (en España alcanza el 80%). ¿Qué sucede con el 38% de los franceses que no tiene cuenta en esta red social?

Nadie discute que la desinformación y las mentiras campan a sus anchas por las redes sociales. Sabemos que muchos manifestantes han utilizado Facebook para organizarse.

Pero de ahí a asegurar que el movimiento de los Chalecos Amarillos "es una bestia nacida casi enteramente en Facebook" es una temeridad, por no decir otra cosa.

Esto no quiere decir que la red social de Mark Zuckerberg no haya tenido un papel protagonista, pero más como herramienta de comunicación que como causante de las protestas. No es una revolución de Facebook como algunos quieren vender.

La socióloga Zeynep Tufekci se pregunta si llamaríamos a la Revolución Francesa una revolución de la imprenta. Es cierto que la imprenta fue "una parte inseparable de la revolución francesa, aunque no fue la causa del levantamiento político ni del establecimiento de una república". Pues con Facebook pasa lo mismo.

Buscar al enemigo en el exterior siempre ha funcionado muy bien.