Después de 35 años luchando contra el tráfico de drogas en Galicia y contra los efectos mortales que provocaron en una parte importante de la población, si algo tiene claro la activista Carmen Avendaño es que sin presión social "los políticos están ciegos y sordos". Avendaño insiste en que hay muchos comportamientos sociales que merecen una mayor atención política, sin embargo, "sin un movimiento social riguroso y serio no se suele conseguir captar la atención". De hecho, recuerda que en Galicia fue a raíz de la denuncia de las madres, organizadas por la propia Avendaño en los 80, cuando las instituciones comenzaron a tomar medidas y se abrieron las investigaciones policiales a algunos de los narcos más reconocidos del país, como Oubiña, Miñanco o Charlín.

La impunidad era la tónica general y los narcotraficantes eran "intocables y respetados como empresarios" que buscaban "dinero y poder", por lo que les resultaba fácil deslumbrar a los jóvenes que querían ser como ellos, pero en realidad "nos mataban a los hijos", relata.