"Siento como si mi mano izquierda tuviera vida propia", dice una mujer que trata de responder 'sí' a un cuestionario sobre una tabla, indicándolo con una mano, mientras la otra golpea intermitentemente sobre el no. Lo mismo ocurre en otro vídeo que muestra a un hombre apagando el interruptor de la luz de una habitación, mientras su otra extremidad la enciende. Una de esas manos anárquicas actúa en rebeldía en otro documento y roba un móvil ajeno. ¿Ficción?

El síndrome de la mano extraña o síndrome de la mano ajena es un desorden mental raro en el cual una de las manos actúa por su cuenta. También son raros „por escasos„los casos documentados. Medio centenar en el mundo... aunque uno de ellos se ha diagnosticado en España, concretamente en Castellón. Y quien ha puesto luz sobre este fenómeno es el especialista gallego en Toxicología Tomás Camacho „responsable de Análisis Clínicos de Vithas Lab en Vigo„, que el domingo reflexionaba sobre este curioso desorden en el programa Cuarto milenio, de Cuatro.

La española con "mano ajena" es una mujer diestra de 63 años que sufrió un infarto cerebral. Después de ese episodio, empezó a sentir que su mano derecha estaba "agresiva" y que necesitaba ayudarse de su otra mano para que la diestra dejase de realizar cualquier acción. Por ejemplo, una noche en la que comenzó a rascarse compulsivamente hasta que su compañera de habitación tuvo que sujetarle la mano, llegando a sangrar. En otra ocasión se le dejó un vaso lleno de agua encima de su mesilla. Tras observarla por un breve período de tiempo, sus dos manos protagonizaron una trifulca. La izquierda trataba de derramar el agua, la otra de impedirlo.

"Las personas afectadas se sienten incapaces de controlar la mano anárquica, que puede coger cosas por su cuenta, y su propietario es incapaz de soltarlas y tiene que usar en ocasiones su otra mano para ir separando uno a uno los dedos de la mano afectada y hacerle soltar aquello que ha agarrado", asegura Camacho. "Otro paciente, cada vez que veía un pomo de una puerta lo agarraba fuertemente y era incapaz de soltarlo", añade. El síndrome es más común en casos de personas que han tenido una cirugía de separación de hemisferios cerebrales „un procedimiento usado en ocasiones para relajar los síntomas de casos extremos de epilepsia„. También ocurre en algunos otros casos de cirugía cerebral, ictus o infecciones.

El que sufre el síndrome de la mano extraña puede sentir tacto en la mano, pero creer que no es parte de su cuerpo y que no posee control sobre sus movimientos. "Las manos extrañas pueden realizar actos complicados como abotonar y desabotonar una camisa. A menudo el paciente no es consciente de lo que su mano realiza hasta que llama su atención", explica.

Tanto es así que los pacientes con este síndrome personifican el miembro independiente, por ejemplo creyendo que se encuentra "poseído" por algún espíritu.

La primera vez que se describió fue en Alemania, en 1908. El célebre médico de origen alemán Kurt Goldstein descubrió estos extraños síntomas en una mujer que vivía temerosa de los ataques de su mano noche tras noche (había sufrido un infarto en el hemisferio derecho). Confundida y asustada por sus experiencias, estaba al borde de la desesperación y le explicó al médico que su propia mano izquierda intentaba asesinarla; que saltaba hasta su garganta y trataba de estrangularla. Goldstein está fascinado y describe el cuadro clínico: "cuando la paciente tomaba un objeto con su mano izquierda era incapaz de soltarlo a pesar de todos sus esfuerzos, la mano tenía que ser retirada por la fuerza". Goldstein acababa de describir el primer caso del síndrome. Una patología que incluso ha llegado al cine. El dr. Strangelove, personaje de la película ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú de Stanely Kubrick es uno de los personajes de ficción son este trastorno.

La desconexión entre los dos hemisferios cerebrales por la sección del cuerpo calloso causa que la corteza motora primaria se active de forma independiente y dé órdenes a la mano del lado contralateral. Lo peor es que, al menos de momento, no existe tratamiento. Realizar acciones tan comunes como puede ser afeitarse o comer pueden ser una odisea. "Vivir con mano extraña significa vivir con otro yo, uno más oscuro e impredecible. Irónicamente, esta enfermedad, tan difícil para los pacientes, nos ha dado también una fascinante visión interior de la mente", dice Camacho.