La homosexualidad desapareció en 1973 del Manual de diagnóstico de trastornos mentales de la Asociación Americana de Psiquiatría y la Organización Mundial de la Salud dejó de considerarla enfermedad en 1990. Casi tres décadas después, sin embargo, todavía hay quien promociona falsas terapias que prometen cambiar la orientación sexual de los asistentes y convertirlos en heterosexuales. Unos cursos de "sanación espiritual" para gais de la diócesis de Alcalá de Henares o la recién estrenada película Identidad borrada „que narra la experiencia de un joven de EEUU al que sus padres obligaron en 2004 a ir a una terapia de conversión„ han vuelto a poner el foco sobre unas prácticas que rechazan los colegios de psicólogos. "Nuestra posición es de rechazo absoluto. La homosexualidad no es algo que se tenga que curar así que partiendo de ahí, hay poco debate. No se trata de un trastorno ni un problema, no hay nada que curar", señala el presidente de la sección de Psicoloxía e Saúde del Colexio Oficial de Psicoloxía de Galicia, José Eduardo Rodríguez. Una idea que comparten los colectivos Lgtbi. "Deberían estar prohibidas porque son una estafa, un negocio que promete algo que no cumple y hacen mucho daño. En pleno siglo XXI parece que volvemos hacia atrás", sostiene el presidente de Alas Coruña, Carlos Emilio Mella.

Los polémicos talleres de "sanación y acompañamiento espiritual" para homosexuales de la diócesis de Alcalá son solo un ejemplo de cursos similares a los que cualquiera puede acceder con solo navegar en la Red. Un ejemplo es Elena Lorenzo, quien se promociona como coach especializada en identidad personal y bajo el lema "Si quieres, puedes dejar la homosexualidad atrás". Denunciada en 2016, ahora la Comunidad de Madrid estudia multarla con entre 20.000 y 45.000 euros por vulnerar la ley autonómica contra la Lgtbifobia. Fuera de España „aunque con opción de consulta online„ la clínica VenSer asegura que "la homosexualidad tiene un origen psicológico y como tal es totalmente reversible". Una idea que comparte Richard Cohen, quien impartió charlas sobre el tema en diferentes puntos de España de la mano de Hazteoír.

La comunidad científica, sin embargo, rechaza de pleno este discurso. Hace dos años, el Consejo General de la Psicología de España declaraba "del todo inadmisible" que los profesionales de la salud mental indicaran, instaran o hicieran creer a sus pacientes "que es posible modificar su orientación sexual y convertirse en heterosexuales mediante algún tipo de intervención terapéutica o tratamiento". Y para ello recordaban que esta declaración, que antes ya hiciera la Asociación Americana de Psicología, se basa en "83 estudios acerca del cambio de orientación sexual que llevan a concluir que no existe ninguna evidencia científica de que una persona homosexual pueda dejar de serlo, mas bien por el contrario, los fallidos esfuerzos por conseguirlo suelen derivar en problemas de ansiedad, depresión y suicidio".

Desde el colectivo Lgtbi alertan precisamente del "daño" y las "consecuencias negativas" que tienen este tipo de prácticas. "Quienes acuden a ellas son personas que no aceptan su orientación sexual debido a las presiones de la sociedad o de su entorno, que generan cierta autohomofobia y sentimiento de culpa. Al no lograr su objetivo en estas terapias, se genera una frustración y esto es especialmente peligroso en los menores, que están más desprotegidos", indica Mella, de Alas Coruña. "Se les transmite el mensaje de que no deben ser como son, que tienen que cambiar y al no conseguirlo se genera un problema de identidad gravísimo", añade Rodríguez.

Para este psicólogo gallego "la mayor parte de las personas aceptan su orientación sexual, el problema de aceptación viene su entorno y hay que poner el foco en la escuela o los padres". En el caso de "tener problemas para gestionar emocionalmente esta situación", este profesional asegura que cualquier psicólogo clínico puede ayudarles. Desde asociaciones de apoyo al colectivo, también asesoran y apoyan a quien lo demande (en el caso de menores a sus padres) en todas las dudas que surjan como por ejemplo, cómo y cuándo dar el paso de salir del armario. "No hay un protocolo. Cada caso es diferente. Hay personas a las que sus padres les han echado de casa al decirles que son homosexuales. Nosotros creemos que hay que ser prudentes y no forzar a nadie. Que tanteen el terreno, que lo comuniquen en un espacio seguro", indica Mella, quien explica cómo les llegan casos de todo tipo. "Desde padres que acuden porque sus hijos no aceptan la orientación hasta alguien homosexual que con 50 años aún no lo ha dicho", indica.

Y en el caso de las familias de alguien homosexual, los expertos aconsejan llevar el tema con total naturalidad. "Creemos que hay que educar en la diversidad, no tanto centrarlo en la sexualidad. Los niños tienen que entender que hay diferentes modelos de familia", indica Mella. "Las familias tienen simplemente que apoyar a esa persona, no juzgarla. Hay que estar un pasito por detrás, es decir, respetar sus tiempos, ver cómo quiere vivirlo y que sea él o ella quien diga cómo hacerlo porque si hacemos muchas cosas aunque sea por bien, parece que lo tratamos como algo anómalo y no lo es", indica Rodríguez.

Pese a los avances de las´últimas décadas, desde la asociación Alas Coruña ven un "retroceso" que todavía persistan falsas terapias para curar la homosexualidad "y que no haya salido tanta gente a condenarlas". "Ocurre como con el matrimonio igualitario que ahora algunos sectores quieren combatir y llamar parejas de hecho", indica Mella, quien cree que es "doloroso" y que hay que estar " en guardia" para que "derechos adquiridos no sean arrebatados".