Ligera mejoría, pero a años luz de los objetivos de la Unión Europea. Aunque los ciudadanos van concienciándose lentamente sobre la urgente necesidad de aumentar el reciclaje de la basura que generan, España solo recupera el 34% del total de los residuos que produce, casi quince puntos menos que la media europea (46%) y lejos del objetivo marcado por la Comisión Europea, que ha fijado que se recicle el 55% en 2025 y el 65% en 2035. Son porcentajes de obligado cumplimiento para acabar con un problema ambiental importante, porque los vertederos no aguantan más y la única solución a corto y medio plazo es que aumente el reciclado, dados los problemas ambientales de la incineración. Según los últimos datos del Instituto Nacional de Estadística, la industria española genera 129 millones de toneladas de residuos al año, de los que 125 millones no son peligrosos, pero 3,2 millones sí lo son.

El problema de la gestión de la basura se agrava, por otro lado, debido a la insuficiente conciencia ciudadana. Se recicla poco, pero es que tampoco se respetan los horarios, ni las indicaciones de los ayuntamientos para comunicar con antelación la bajada a la calle de muebles y otros enseres. Resultado: calles llenas de basura y escombros a cualquier hora del día.

Donde más se ha avanzado en la gestión es en el tratamiento de los envases. Según la empresa Ecoembes, cada ciudadano español depositó en 2018 un total de 15,7 kilos de envases de plástico, latas y briks en el contenedor amarillo (un 12,3% más que en 2017) y 18,1 kilos en el contenedor azul (12,4% más que en 2017). Esto supone el mayor incremento desde que se implantó el reciclaje de envases en España, poniendo de manifiesto, pese a todo, un creciente compromiso ciudadano y el funcionamiento del sistema.

Esto ha sido posible gracias a la colaboración de los 8.131 ayuntamientos y más de 12.400 empresas, que han implantado una red de 383.974 contenedores amarillos y 217.170 contenedores azules por toda la geografía española (10.000 más que el 2017) y más de 37.800 puntos de reciclaje ubicados en lugares de gran tránsito. Ecoembes asegura que el 99% de los españoles tienen acceso a la recogida selectiva de estos envases, pues hay un contenedor por cada 162 habitantes.

Vertederos

Cada español genera unos 500 kilos de basura al año (462 con los últimos datos oficiales de 2016). Los baleares son los que más residuos originan y los riojanos, los que menos. Así se recoge en el estudio Recogida y Tratamiento de Residuos del Instituto Nacional de Estadística.

Balears encabeza el ranking por quinto año consecutivo (671,1 kilos por habitante), por delante de Canarias (630,1), Andalucía (546,3), Asturias (514,2) y Cataluña (497,4). Esta situación constituye un problema, porque toda esa basura acaba en los vertederos, auténticos emisores de CO2 a la atmósfera, gas clave para aumentar el "efecto invernadero".

Precisamente, los vertederos constituyen la gran asignatura pendiente. Entre 2016 y 2019 los tribunales europeos han condenado a España por tolerar la proliferación de vertederos incontrolados. La primera sentencia, de 2016, señalaba la existencia de 27 vertederos incontrolados y la segunda, de este mismo año, denunciaba otros 61. Estos incumplimiento, según temen las organizaciones ecologistas, pueden derivar en fortísimas multas hacia nuestro país. El tribunal resalta que estos vertederos «han funcionado durante un periodo de tiempo muy largo de manera incontrolada e ilegal».

El 96,4% de los residuos tratados corresponden a la categoría de no peligrosos (48 millones de toneladas, un 9,9% más que en 2013) y el resto fueron residuos peligrosos (1,8 millones, un 2,7% menos). Del total, el 54,3% se destinó al reciclado, un 38,9% al vertido y un 6,8% a la incineración. En cuanto al reciclaje, en 2014 se llegó a 27 millones de toneladas, y fueron principalmente residuos metálicos (12,3 millones) y papel y cartón (4,1).

Por otro lado, según un informe de Greenpeace, la propia bolsa de la basura (el 50% están hechas con plástico) multiplica la magnitud del problema. Algo que se acentúa por el propio sistema de gestión de los residuos, que no garantiza que depositar los envases en el contenedor correspondiente sea una garantía de reciclaje. A pesar de que las empresas envasadoras, distribuidoras y grandes superficies tienen la obligación legal de recuperar y reciclar el 100% de los envases vendidos, esto no sucede en realidad. Esta actitud representa un ahorro para estas empresas, pero supone un sobrecoste para los ciudadanos, al tener que pagar la recuperación y tratamiento de estos residuos. Además, provoca un grave problema de contaminación al perderse todos los días decenas de millones de envases plásticos que se convierten en microplásticos. La mayoría de estos diminutos fragmentos de plástico terminan en el mar, donde son ingeridos por la fauna marina.