Dos meses después de ser devastada por el fuego, Notre Dame acogió ayer una misa oficiada por el arzobispo de París, a la que asistió un reducido número de personas por la peligrosidad que supone estar en la catedral contaminada de plomo y cuya bóveda aún corre peligro de derrumbe.

La homilía se celebró en la capilla de la Virgen, detrás del coro, y asistieron solo una treintena de personas „la mitad eclesiásticos„todos con casco protector, incluido monseñor Michel Aupetit, quien oficióuna misa simbólica para significar que Notre Dame "sigue viva", dijo el rector del templo, Patrick Chauvet.

Por otra parte, las cuatro organizaciones que gestionan las donaciones para la reconstrucción de la catedral solo han recibido el 9% de los 650 millones de euros prometidos, según la cadena Franceinfo, que analizó la situación de dichos fondos al cumplirse dos meses desde el incendio del templo.