En una pequeña tienda de la calle Fuencarral nació, en 2006, la que hoy es una de las marcas de moda más reconocidas de España, con presencia en más de una decena de países: El Ganso. La marca, de perceptible aroma british, pasó de contar una a una las prendas que vendía a facturar, en el año 2017, 84 millones de euros. Pasó de las manos de dos hermanos madrileños „Clemente y Álvaro„ a las de una gran multinacional de la moda, dueña de marcas como Louis Vuitton. Pero también pasó del éxito al error, rozando el fracaso, y entendiendo que de los malos momentos es de los que más se aprende.

El Ganso es un modelo de éxito que no siempre lo fue.

Exacto. La empresa la creamos mi hermano Álvaro y yo, abriendo la primera tienda hace ya trece años. Vimos que había un nicho de mercado en un tipo de ropa, especialmente en hombre, y fuimos a por él. Crecimos muy rápido y en un momento dado nos tiraron los tejos distintos posibles socios y al final llegamos a un acuerdo con uno, del grupo Luis Vuitton. No por culpa suya, sino nuestra, y de todos, estos últimos años no han sido los mejores. Por ello, el verano pasado hemos vuelto a recomprar nosotros el 100% y somos nuevamente nosotros los que gestionamos todo, dándole una vuelta, volviendo a meter un rollo de emprendimiento, en el que nos gustaría volver a hacer las cosas bien. Llevamos 10 meses creciendo y las cosas están yendo mucho mejor.

¿Hubo vértigo en algún momento?

Sí. Como le decía, crecimos muy rápido entre los años 2010 y 2015, especialmente en España. Cuando empezamos a abrir tiendas fuera de España nos dimos cuenta de que no éramos conscientes de la dificultad que tenía la expansión internacional. Ese momento coincidió con la entrada de los socios y fueron unos años muy complicados: crecimos muy muy rápido, con una inversión muy alta, y no supimos gestionarlo correctamente.

¿Cuál es la clave para lanzarse a emprender y mantenerse?

Primero, no tienes que ir buscando un puesto de trabajo fijo, seguro y para toda la vida, sino que tienes que tener un cierto carácter aventurero, sin aversión al riesgo, porque siempre lo va a haber. También es muy importante tener muy claro qué es lo que quieres hacer, a quién quieres dirigirte, qué producto vas a desarrollar. Parece que siendo emprendedor puedes hacer cualquier cosa, pero es clave definirlo bien antes de hacerlo.

Y perder el miedo al fracaso.

Fundamental. Nosotros en esa época mala que hemos tenido hemos aprendido un montón del error, del fracaso, de cuando nos hemos confundido, y eso ha sido un aprendizaje muy caro en todos los sentidos, pero que seguro que de cara a los próximos años va a ser valiosísimo.

¿Falta en España cultura del emprendimiento?

Hubo unos años en los que se fomentó mucho, sobre todo desde instituciones públicas, la cultura del emprendedor como algo muy chulo. En España hay mucha gente creativa, echada para adelante, pero falta todavía realmente creernos que podemos hacerlo. También faltan referentes a nivel nacional: emprendedores que lo han hecho, se han confundido, lo han logrado y son gente normal. Y también hay que fomentar el emprendimiento desde los colegios y las universidades, eso es fundamental.

Esa cultura anglosajona de premiar el error, sabiendo que la sucesión de fracasos es la que lleva al éxito.

Claro, exacto. Y aquí parece todo lo contrario, que casi te tienes que callar porque te da vergüenza admitirlo. Somos muy de juzgar a la gente que hace cosas, crece y luego tiene un error y fracasa o lo hace mal. Nos echamos encima. Tenemos que aprender a valorar a la gente que lo ha intentado, porque eso es un valor tremendo.

Ustedes supieron reinventarse y tocar otros mercados

Sí. El problema que tuvimos esos años malos es que seguimos haciendo lo mismo. Y es muy importante, sin perder tu ADN, saber ir renovándote. Por eso sacamos una línea más casual.. También vamos acelerando la línea de mujer y la de niño y hemos sacado cuatro perfumes. Además, colaboramos con una empresa de relojes para hacer correas con tejidos nuestros. Lo que se trata es de hacer cosas diferentes y no quedarte parado cuando ves que algo tiene éxito, sino seguir progresando.

Pero es importante conseguir esa identificación de la marca con un estilo de vida.

Totalmente. Por eso la colonia, colaboraciones con Disney o con diseñadores extranjeros. Es fundamental que guste el producto, es evidente, pero también verte identificado con la marca y con lo que nosotros queremos reflejar con ella.

Es importante la digitalización porque se compra cada vez menos en las tiendas físicas.

En las tiendas se sigue comprando, pero la compra online ha crecido muchísimo. Un mismo cliente compra en la tienda y en la web o compra en una y lo cambia en la otra. La digitalización no solo es la web, también es ir a un punto de venta y vivir una experiencia.

¿Hay que saber mirar más allá en esos momentos de éxito para que luego los momentos malos no cojan por sorpresa?

Totalmente. Nosotros crecimos muy rápido y solo nos fijábamos en las ventas y ahora estamos trabajando para plantar las bases a un futuro y que El Ganso pueda ser una marca perdurable en el tiempo.