Es una patología caracterizada por la inflamación de la mucosa de los senos paranasales y, normalmente, también de las fosas nasales. Los senos son cavidades llenas de aire ubicadas en la cara (en los huesos frontal, maxilar, etmoides y esfenoides) cuyo número y tamaño varían con la edad.

La sinusitis puede clasificarse en: aguda (cuando se resuelve totalmente en menos de un mes); subaguda (si la duración oscila de uno a tres meses y la resolución es total), aguda recurrente (en la que se producen cuatro o más episodios agudos al año con intervalos sin sintomatología) y crónica (de más de tres meses de duración, con reagudizaciones y síntomas respiratorios persistentes).

En ocasiones aparece como resultado de un catarro, una infección de vías superiores o una gripe. La causa puede ser alérgica, irritativa o infecciosa. Hay condiciones que la desencadenan provocando una afectación monolateral (por alteraciones locales como una obstrucción del seno) o bilateral (en enfermedades sistémicas como diabetes o alergias).

Los factores que la desencadenan son múltiples e incluyen: frío, respirar en ambientes secos, contaminación ambiental, mala alimentación, fatiga, deformidad del tabique nasal, hipertrofia de los cornetes, alergias, rinitis, etc...

Los síntomas incluyen cefalea, dolor en la zona del seno inflamado, obstrucción nasal, sensación de taponamiento, rinorrea, alteración de los sentidos del gusto y olfato, mal olor del aliento, malestar general, fiebre, astenia, etc...

El diagnóstico se hace a partir de la historia clínica y la exploración médica (inspección facial y orbitaria, rinoscopia, presión digital de los senos, otoscopia, etc...). Como pruebas complementarias destacan la transiluminación, la radiología o la punción y aspiración directa de la cavidad del seno (de gran eficacia, pues podemos hallar bacterias, hongos o virus causantes de la infección).

Los especialistas recomiendan adoptar una serie de medidas higiénicas encaminadas a minimizar el problema. Destacarían:

-Aplicar paños húmedos y calientes en la cara varias veces al día.

-Beber mucho líquido para diluir el moco.

-Inhalar vapor de agua tres o cuatro veces al día.

-Utilizar solución salina nasal varias veces al día.

-Utilizar un humidificador.

-No abusar de los descongestionantes de venta libre.

El tratamiento farmacológico prescrito por el médico suele ser combinado y actúa sobre todos los síntomas descritos considerados típicos de este proceso. Suelen utilizarse:

-Analgésicos para el dolor facial.

-Lavados nasales con suero fisiológico que ayudan a drenar la mucosidad.

-Descongestionantes.

-Antihistamínicos y corticoides solo para la sinusitis crónica. Son ineficaces en la aguda.

-Antibióticos.

Hay especialistas que consideran innecesario utilizar antibioterapia, pues no se ha demostrado una eficacia clara ni su incidencia en la resolución del proceso, siendo sólo aplicable en procesos bacterianos en los que la administración está muy clara. Otros son partidarios de la aplicación de autovacunas en casos concretos, que pueden resultar eficaces y reducir o eliminar completamente los episodios recurrentes.

La evolución de la patología depende del número y localización de zonas afectadas, el contenido de los senos y si se ha cronificado o es un proceso agudo. En muchas ocasiones, el tiempo se prolonga, lo que no debe provocar la desesperación del paciente porque es un proceso que puede tardar en resolverse. Si fuera necesario, se recurriría a la cirugía por endoscopia para liberar la zona obstruida y facilitar el drenaje de los senos, lo que reduciría el dolor y la obstrucción.

La prevención pasa por:

-Tratar rápidamente los catarros y resfriados. Es preciso atajarlos cuanto antes para evitar que se cronifiquen y acaben provocando la sinusitis.

-Consumir frutas y verduras ricas en antioxidantes que refuerzan el sistema inmunitario y reducen la aparición de los catarros.

-Vacunarse contra la gripe.

-Reducir el estrés. Es un factor determinante para la aparición de numerosos trastornos y afecta también a la aparición de la sinusitis.

-Mantener una buena higiene de manos.

-Evitar el humo y los contaminantes ambientales.

-Mantener una buena hidratación corporal.

-Tratar las alergias de manera adecuada y con rapidez.

-Utilizar un aparato humidificador para incrementar la humedad en la nariz y las zonas afectadas.