Italia vivió ayer su día más negro desde que hace un mes se detectara el primer caso de coronavirus en el país. La cifra total de fallecidos superó los 4.000, tras alcanzar un registro récord de 627 fallecimientos en 24 horas: un goteo aproximado de 26 decesos cada sesenta minutos. Los casos positivos también crecieron en 4.670 y hasta ayer sumaban 47.021, de los cuales 5.129 ya fueron dados de alta, según datos ofrecidos por el servicio Protección Civil italiano.

El jefe de la Protección Civil del país, Angelo Borrelli, explicó que no se sabe cuándo se alcanzará el pico del contagio, pero aseguró que a pesar de los datos de ayer las medidas de contención adoptadas empiezan a "dar resultados" porque la tendencia de contagiados que se registra es menor.

Pero para algunos gobernadores regionales las medidas aprobadas por el Gobierno siguen siendo insuficientes y piden que se extremen ante el continuo aumento de contagios. Por lo que se cree que en los próximos días se endurecerán las normas. El Ejecutivo ya dispuso ayer el cierre de todos los parques y jardines públicos, así como los desplazamientos los fines de semana a las segundas residencias, unas restricciones que mantendrán al menos hasta el 25 de marzo.

Asimismo, la ordenanza impulsada por el Ministerio de Sanidad "prohíbe realizar actividades lúdicas o recreativas al aire libre". Por el momento todavía se consiente ocupar la vía pública para practicar deporte, correr o ciclismo, "pero en proximidad de la vivienda y respetando la distancia de un metro entre las personas".

Y es que demasiados ciudadanos siguen circulando sin motivo válido por las calles, por lo que la región italiana de Lombardía solicitó el despliegue del ejército en espacios públicos para garantizar que la gente se quede en sus casas y contener así la propagación del patógeno. "La presencia de los militares tiene un gran efecto de disuasión, uno se lo piensa dos veces antes de salir a la calle cuando ve pasar una patrulla del ejército", refirió el gobernador de Lombardía, Attilio Fontana.

También la alcaldesa de Roma anunció que desde este fin de semana se colocarán más puestos de control en las calles de la capital y todos los vehículos serán detenidos para comprobar adónde se dirigen sus ocupantes.

"Las medidas que se han adoptado son demasiado poco rigurosas. Si no se cambia el modo de afrontar este problema, el virus seguirá circulando", coincidía ayer el vicepresidente de la Cruz Roja de China, Yang Huichuan. Este impartió una conferencia de prensa desde la ciudad Milán, capital de Lombardía, donde Huichuan se encuentra trabajando junto a un equipo de sanitarios chinos integrado por nueve de los médicos que ayudaron a vencer el coronavirus en Wuhan, epicentro de la pandemia en su origen.

"El transporte público sigue funcionando, hay muchas personas en las calles y todavía hay cenas o fiestas en los hoteles. Además, en el área más golpeada por el virus, la gente no lleva mascarillas", señaló el vicepresidente de la Cruz Roja de China, que añadió que "la vida de nuestros ciudadanos es lo más importante ahora. No hay una segunda oportunidad cuando se habla de vidas".