La pandemia del coronavirus está poniendo a prueba no solo el sistema sanitario sino también los valores de la sociedad en la que vivimos. En Cataluña, ante el colapso de su sistema de salud, la Generalitat ha dado instrucciones de no trasladar al hospital a aquellos pacientes contagiados con escasas posibilidades de sobrevivir, planteándoles como mejor alternativa "morir en casa". También desaconsejan el uso de ventilación mecánica invasiva para mayores de 80 años y para personas dependientes o con dolencias avanzadas. Pero hace más de una

semana ya había saltado la polémica en Madrid ante un plan elaborado por intensivistas e internistas que recomendaba que en caso de falta de camas en la UCI se priorizaran los ingresos de aquellos pacientes con más expectativas de vida. Más radicales fueron algunos médicos en Holanda que directamente plantearon no hospitalizar a las personas ancianas. Se abre así un debate ético en torno al valor de las vidas humanas, en el que los expertos no siempre coinciden. La única máxima que comparten médicos, geriatras, sociólogos o catedráticos de ética gallegos es que nunca se deben anteponer la edad o criterios económicos a la salud de las personas.

En Galicia no existe ninguna disposición del Sergas que como en Cataluña aconseje dejar "morir en casa" a los pacientes con menos posibilidades de salir adelante. Eso lo deja claro el presidente del comité de ética del Hospital Álvaro Cunqueiro de Vigo, el alergólogo Luis Arenas, que, sin conocer el detalle de la norma aplicada por la Generalitat, explica que en Galicia los pacientes son valorados siempre desde un

punto de vista clínico y se decide su ingreso en función de baremos estrictamente médicos. Y en Urgencias son atendidos según un sistema de prioridades (triaje) que funciona de acuerdo a criterios estándar y a los establecidos para esta pandemia para minimizar los riesgos de contagio y propagación.

"Y se aplican sea un anciano o un joven", aclara. En su opinión, tener en cuenta solo la edad o la expectativa de vida de los pacientes es "éticamente inadmisible". "Es muy difícil de mantener. No podemos trasladar eso a la sociedad", apunta.Y además subraya que son los

médicos los que toman las decisiones sobre la prioridad de un enfermo, "no una instrucción que se saque alguien de la manga".

Pero el dilema es más complejo para la catedrática de Ética Cristina Caruncho. "Si la pregunta es si la sociedad, la sanidad pública debe cubrir las necesidades de todas las personas. La respuesta es sí", dice. Pero, ¿qué pasa si los profesionales se enfrentan al dilema de que tienen

que elegir entre tres pacientes porque solo tienen una cama en la UCI? "En esa situación se deben aplicar criterios médicos y no políticos, sociales o económicos", responde Cristina Caruncho. Se trata, a su juicio, de aplicar el criterio del "beneficio", es decir, optar por la persona que más se pueda beneficiar de los recursos sanitarios, siempre desde el punto de vista de su salud.

Ahora bien, esta catedrática de Ética advierte que no se ha llegado todavía a ese punto en España. "Es un dilema ficticio". "Creo que esto camufla una situación en la que todavía no se puede plantear este dilema ético, porque no hay falta de recursos. He leído que todavía hay 2.000 camas de UCI vacías, que hay médicos voluntarios en el Ifema que están de brazos cruzados... No están siendo activados todos los profesionales", lamenta. "Lo que no es ético es plantear un debate sobre una situación sanitaria que no tenemos", añade.

Con estos términos coincide el sociólogo José Durán. "Yo creo que tampoco se está diciendo, hasta donde a mí me llega la información, que efectivamente por la falta de recursos hay que decidir a quien salvar y a quien no. Eso no lo veo en el debate todavía, no estamos en una situación como ésa ni espero que lleguemos a ella", señala.En su opinión, instrucciones como las adoptadas en Cataluña forman parte de "un dilema ético sobre el valor de las vidas humanas".Y, a su juicio,sería aceptable priorizar unos casos frente a otros si eso obedece "a la imposibilidad de salvar la vida de los que estuviesen más enfermos". "Entonces, en ese caso sí habría que tomar una decisión, es mejor salvar a los que se pueda salvar y no a los otros. Sería la única razón suficiente", aclara.Y, aún así, admite que es "cuestionable" la decisión de por qué unas vidas y no otras.

Por otro lado, planteamientos como el holandés de renunciar a la hospitalización de personas mayores, no tendrían nunca cabida en la sociedad española, en opinión de Durán. "El llamado modelo holandés se presenta públicamente como motivado por el humanismo, pero es un falso humanismo que oculta la discriminación y el abandono a su suerte de las personas enfermas más débiles, como son las ancianas", censura el sociólogo Elías Trabada.

Desde la Sociedade Galega de Xerontoloxía e Xeriatría, su presidente Miguel Ángel Vázquez deja claro que el criterio para priorizar a un paciente sobre otro nunca debe ser la edad. "Hay gente de 80 años que está muy bien, que corre todos los días 10 kilómetros, y otro de 50

que están peor", explica. En todo caso, aclara que en el caso de Cataluña no se tiene en cuenta solo la edad sino su condición clínica en general. "Silosrecursos de salud son limitados, desde la perspectiva ética pues se

pueden tomar esas decisiones", justifica.

El presidente de la Comisión Deontológica del Colegio de Médicos de Pontevedra, Diego Murillo, avala que se priorice a los enfermos más recuperables. "Eso no me preocuparía, si la interpretación de ese criterio se deja a los médicos de las UCI, porque esto forma parte de su trabajo cotidiano, siempre lo han hecho y lo saben hacer perfectamente", señala este facultativo gallego.