La nueva cotidianidad, esa que empezaremos a conocer mañana, poco o nada tendrá que ver con la normalidad que el coronavirus SARS-CoV-2 hizo saltar por los aires hace ya un par de meses y que tanto añoramos. La resaca del tsunami provocado por la pandemia de la Covid-19, que solo en España deja a su paso ya más de 26.000 víctimas mortales -casi 600 en Galicia-, alejará a las personas, volverá a levantar diques de contención que se habían olvidado y dará un revolcón a buena parte de las costumbres sociales, al menos hasta que se desarrollen tratamientos eficaces o una vacuna con suficientes garantías como para doblegar al enemigo.

Nadie sabe exactamente cuándo, pero volverán los abrazos, los paseos cogidos de la mano, las clases, las reuniones en los bares, el irse de tiendas, las competiciones deportivas, los cines, los conciertos o el teatro. Tras el confinamiento inicial, y salvo alguna certeza, casi todo son incógnitas. Las reglas de higiene y distancia física, así como el uso de mascarillas, se mantendrán en los próximos meses, aunque ninguno de los expertos consultados por este diario se atreve a aventurar hasta cuándo. El ritmo de la desescalada vendrá impuesto, insisten, por la evolución de la pandemia. Y ahí será clave el papel de los ciudadanos. El mundo de mañana, aseguran, está en nuestras manos.

"Necesitamos tiempo para comprobar qué comportamiento tiene este coronavirus en la nueva realidad... y qué comportamiento tiene la población en relación con las medidas recomendadas", apunta la jefa del Servicio de Medicina Preventiva del área sanitaria de A Coruña y Cee, María José Pereira, quien considera que ahora mismo la prioridad es "hacer compatible la reactivación social con el control de la Covid-19".

A la responsabilidad individual apela también el responsable del Servicio de Microbiología del Complexo Hospitalario Universitario de A Coruña (Chuac) y presidente de la Sociedad Gallega de Microbiología (Sogamic), Germán Bou, quien invita a los ciudadanos a reflexionar sobre "lo que hemos pasado" y "mantener la alerta". "La responsabilidad individual de cada ciudadano en el seguimiento de las recomendaciones de Salud Pública es fundamental. Las autoridades dan las indicaciones, pero nosotros debemos seguirlas. Aún no hemos salido de todo esto", advierte.

Un mensaje similar al transmitido por su compañera Mar Tomás Carmona, médico microbióloga también del Chuac, presidenta de la Comisión de Investigación del Instituto de Investigación Biomédica de A Coruña (Inibic) y portavoz de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). "Las medidas de la fase de confinamiento y de reducción de la movilidad han conseguido estabilizar a la baja la presión de hospitales y las UCI, pero debemos ser conscientes de que la pandemia continúa", subraya.

Para Pedro J. Marcos, neumólogo del Chuac, en los próximos meses será "fundamental" la detección precoz de los casos y su "veloz diagnóstico microbiológico", así como "el estudio ágil de los contactos y sus correspondientes aislamientos". Este especialista considera, además, que los centros hospitalarios deben mantener "muy bien definidos sus planes de contingencia para optimizar los recursos asistenciales" en caso de que se produzcan rebrotes de Covid-19. Ni él ni sus compañeros los descartan, igual que tampoco desechan la posibilidad de que haya nuevos confinamientos.

Todos coinciden en que la llave de la normalidad vendrá dada por el desarrollo de una vacuna, aunque se muestran cautos a la hora de establecer plazos para su consecución, pese al esfuerzo "sin precedentes" de la comunidad científica internacional. "Se antoja difícil que pueda distribuirse y estar accesible para toda la población antes de la próxima estación invernal", reconoce Germán Bou. "Seguro que podremos contar con ella, pero no va a ser tan pronto como nos gustaría. Y seguramente tampoco para todo el mundo, al menos en fases iniciales", añade María José Pereira. Para Mar Tomás Carmona es "probable" que se pueda disponer antes de un "tratamiento eficaz".