La apertura de la puerta de la Azabachería de la Catedral de Santiago permitió celebrar en la pequeña iglesia interior de la Corticela la primera misa desde la declaración del estado de alarma. La catedral permanece cerrada a visitas y misas puesto que se está aprovechando el parón para realizar obras en el interior. Para acudir a misa en la capilla es obligatorio llevar mascarilla y guantes, lavarse las manos con hidrogel e incluso pasar los zapatos por una alfombrilla limpiadora. En la imagen, ayer durante la homilía.