La Xunta acaba de imponer el uso de las mascarillas en gimnasios o espacios deportivos cerrados, aunque se pueda garantizar el mantenimiento de la distancia de seguridad interpersonal, y el debate sobre esa prenda que ha invadido el mundo a rebufo del coronavirus coge músculo entre los usuarios de esas instalaciones deportivas.

Los hay que no irían a un gimnasio en el que la mascarilla no fuera obligatoria, como confiesa Rubén, que además es profesor de Educación Física en un colegio, mientras otros se quejan de las limitaciones que supone el uso de ese equipo de protección individual al hacer deporte, hasta el punto de considerarla "insalubre". En ese segundo grupo se encuentra Luis Suárez, que dirige en A Coruña el gimnasio de boxeo Azteca Box, donde la mascarilla, como en el resto de instalaciones deportivas interiores, es obligatoria en Galicia desde el jueves. Él no la defiende, pero acata la norma impuesta. "Cuando respiras, coges oxígeno y expulsas dióxido de carbono; al respirar rápido, estás respirando tu dióxido de carbono, así que es una medida que carece de argumento médico. Nosotros, cada hora, desinfectamos el gimnasio, tomamos la temperatura a cada persona que entra y se hacen entrenamientos con técnica individual. Son medidas más que suficientes", justifica. Él se aferra a que, con esas medidas preventivas, son pocos los casos que han trascendido de contagios de Covid en los gimnasios y recuerda un foco en Alemania y dos en Galicia en los últimos meses: uno en Santiago y otro en Meicende.

Dos ejemplos que, sin embargo, reflejan, como expone el doctor Carlos Lariño, médico del Deportivo y del Hospital Quirón, que "hacer deporte indoor es un factor de riesgo si no hay buena ventilación" y por eso aboga por la utilización de la mascarilla, "a pesar de la incomodidad" que supone.

La incomodidad es el principal reproche de los detractores de las mascarillas en los gimnasios. "La gente se resigna a tener que bajar el ritmo de entrenamiento y aguantar lo molesto que es llevarla haciendo deporte", explica Suárez.

El profesor de la facultad de Ciencias del Deporte Rafa Martín Acero apoya su obligatoriedad pero admite que "la preocupación por las dificultades de realizar ejercicio con mascarilla es lógica" y recomienda que la persona se adapte a su uso "progresivamente". Además, advierte de que "en ningún caso la persona debe de llegar a sentir ligeros mareos, sensación de ligera asfixia o incluso entumecimiento o dolor de cabeza" y alerta de que, "ante tales síntomas, es mejor parar o, al menos, retirar la mascarilla" de forma temporal.