El pasado 27 de mayo, LA OPINIÓN se hacía eco de la historia de Ester Prieto y Guillermo Aldir. Esta pareja, que reside en Ferrol, iba a viajar a Hungría para conocer a su hija adoptiva el 14 de marzo, el mismo día en que el Gobierno decretó el estado de alarma por la pandemia de coronavirus. Las fronteras se cerraron, su vuelo se canceló y el sueño de abrazar por fin a su niña quedó pospuesto sin fecha.

En el reportaje publicado en páginas de este diario, Ester relataba la incertidumbre con la que ella y su marido estaban viviendo toda esa situación, al igual que otras diez familias gallegas que ultimaban los preparativos previos para desplazarse al país de origen del menor que les había sido asignado. Casi 3.000 kilómetros separaban entonces a Ester y Guillermo de su cumplir su sueño, pero lo sentían "muy cerca".

"Durante este tiempo, hemos estado recibiendo todas las semanas correos electrónicos y vídeos de la niña a través de la entidad colaboradora en la adopción internacional (ECAI). Nosotros también le enviamos cartas a ella, y eso nos está haciendo más llevadera toda esta situación. Vemos que la niña también está ilusionada, y eso nos tranquiliza", comentaba Ester. "Incluso el Día de la Madre, por la tarde, recibí por correo electrónico una carta de ella felicitándome... No me lo esperaba, y fue muy emocionante. Soy una persona a la que le cuesta bastante llorar, pero he de reconocer que se me saltó alguna lágrima", rememoraba.