Siete concellos ourensanos fueron pioneros en España el pasado mes de octubre al comenzar a realizar test de antígenos para detectar casos de COVID en las farmacias, una medida que la Xunta no descarta ampliar a otras zonas de la comunidad si fuese preciso ante la falta de personal de enfermería. Comunidades como Madrid —que ayer presentó su propio plan al Gobierno— o Cataluña también han solicitado al Ministerio que permita la realización de estas pruebas en boticas, tal y como ya ocurre en Portugal, Reino Unido o Francia, aunque desde Sanidad son por el momento reticentes a ello y piden analizar la propuesta de cada comunidad. Pero el debate no es solo político sino que está presente entre los propios profesionales sanitarios. Desde el Colegio Oficial de Médicos y el Colegio de Enfermería de A Coruña rechazan tajantemente que se puedan realizar estos test en las boticas ya que aseguran que ni las instalaciones son las apropiadas ni los profesionales cuentan con la formación necesaria. El Colegio de Farmacéuticos de A Coruña, sin embargo, respalda que estos establecimientos puedan echar una mano pero siembre y cuando antes se “consensúe” todo el proceso con las autoridades sanitarias.

Los test de antígenos son similares a una PCR. Hay que obtener una muestra a través de un frotis nasofaríngeo —el bastoncillo que se mete por la nariz— y la principal ventaja es que el resultado se obtiene en solo 15 o 20 minutos. Eso sí, solo es eficaz cuando ya hay síntomas y no se lleva más de cinco días con ellos. Un aspecto que hace que algunos expertos cuestionen que la farmacia sea el sitio idóneo para hacerlos. “Si son solo válidos en los primeros cinco días, cuando la persona es altamente contagiosa, su presencia en las farmacias está altamente desaconsejada”, señalan los médicos coruñeses. Algo que también ponía de manifiesto hace unos días Fernando Simón al reconocer que esto obligaría a las boticas a tener un circuito COVID para quienes son sospechosos de tener el virus. “La realización de pruebas diagnósticas en las farmacias representaría un riesgo extremo para la salud de los ciudadanos. La confluencia de pacientes por distintos motivos en la farmacia, en espacios reducidos y sin circuito seguro de tránsito de personas, o la eliminación de residuos biológicos contaminados pueden ser un foco de contagio a la población”, sostienen en un manifiesto el Consejo General de Enfermería y sindicatos y al que se adhiere también el colegio coruñés.

Médicos y enfermeros consideran además que este tipo de test son unas pruebas que solo deben realizar profesionales ya formados para ello. “No somos favorables a la realización de test diagnósticos en las farmacias porque no se cuenta con el aval científico y profesional necesario. Deben ser efectuados por personal sanitario legalmente competente y entrenado para ello”, indican desde el Colegio de Médicos. “La toma de muestras requiere de una cualificación elevada, de lo contrario puedan darse falsos negativos por una mala técnica”, añaden los enfermeros coruñeses.

Ambos colectivos recuerdan que no se trata únicamente de que cualquier persona pueda hacerse el test y conozca el resultado al momento. “La prueba debe ser indicada por los servicios de salud pública y debe quedar claro quién se responsabiliza de los positivos que se detectan y quien de instruir a los pacientes. Deben ser prescritos por un médico y hacerse en un entorno clínico para evitar que un resultado negativo sea interpretado por el paciente como una falsa sensación de seguridad y protección”, indican en el colegio médico de A Coruña. “No disponer de personal cualificado para la realización, interpretación, registro, comunicación y traslados de estas pruebas y sus resultados hace inviable que puedan hacerse en las boticas”, añaden los enfermeros.

Desde el Colegio Oficial de Farmacéuticos de A Coruña, sin embargo, ponen como ejemplo el proyecto piloto desarrollado en Ourense y aseguran que desde el sector siempre serán “favorables” a “tomar un papel activo que ayude a contener la expansión del virus y ayude a aplanar la curva y a aliviar la presión hospitalaria”.

Los boticarios recuerdan que desde que estalló la pandemia han trabajado mano a mano con los sanitarios —especialmente con Atención Primaria— y se han encargado, por ejemplo, de ampliar el periodo de tratamiento a pacientes crónicos —para que no tuvieran que llamar a su médico de cabecera para renovar las recetas— o de ofrecer atención farmacéutica a domicilio (algunas llevaron los medicamentos durante el confinamiento a pacientes de riesgo).

Por ello, no ven inconveniente en ampliar sus tareas y realizar también test diagnósticos en las boticas. Eso sí, reconocen que eso precisa de la coordinación y el consenso con las autoridades sanitarias. “Tenemos que trabajar dentro de un marco de colaboración definido, coordinado y consensuado con las autoridades sanitarias ya que tanto la elección de la prueba a realizar como los pacientes a los que se dirige el cribado dependerán de la situación epidemiológica de cada zona”, indican desde el colegio farmacéutico, donde instan a que se establezcan previamente “los recursos, circuitos o materiales” necesarios para hacer de estas pruebas “una herramienta efectiva”.

Para el Consejo Estatal de Enfermería recurrir a las boticas para estas pruebas sería un paso más hacia la “privatización” de servicios sanitarios. Los farmacéuticos coruñeses recuerdan que en la única experiencia realizada hasta ahora, en Ourense, los test son totalmente gratuitos y su realización queda registrada para informar al Sergas.

Pese a que ya son varios los países que sí realizan estas pruebas en boticas —normalmente pagando—, los enfermeros aseguran que la situación no es comparable ya que se trata de países donde las farmacias están “en régimen de libre competencia”, pueden estar regentadas por diferentes sanitarios y sobre todo recuerdan que esos países no tienen la amplia red de ambulatorios que tiene España. Varias comunidades apuestan por este modelo y ultiman cómo desarrollarlo.