Sin premiados y sin la familia real sueca. Así fue ayer la ceremonia de los Premios Nobel debido a la pandemia de COVID, que nos recuerda cómo la vida puede “cambiar drásticamente” y que la ciencia y la cooperación internacional son esenciales para encontrar soluciones a los problemas globales.

La ceremonia transmitida por internet contó con la presencia de miembros de la Fundación Nobel y las academias que otorgan los premios, mientras el rey Carlos Gustavo dirigió unas palabras grabadas, al igual que las imágenes de los galardonados recibiendo el premio, a comienzos de semana, en su países de residencia.

El presidente de la Fundación Nobel, Carl-Henrik Heldin, tomó la palabra, en un momento en el que la Humanidad “se ve sometida a grandes dificultades”, para destacar “la importancia de la investigación y la cooperación internacional para encontrar soluciones a problemas globales”, como esta pandemia que “no conoce fronteras”. El COVID nos ha recordado no solo que, “con gran rapidez, las condiciones de nuestra vida pueden cambiar drásticamente”, sino también “la importancia de la ciencia para resolver problemas graves”, la cual “ha unido esfuerzos, con una velocidad impresionante”.

En un acto inédito en casi todos sus detalles, también lo fue que Carlos Gustavo tomara la palabra, en una grabación desde el Palacio Real, para reiterar el papel de la ciencia. “Mientras los países se han centrado en cerrar fronteras, los científicos de todo el mundo han trabajado juntos, como nunca antes, para entender el virus y desarrollar una vacuna”, destacó el monarca. Esta es “una ceremonia diferente de entrega de los Premios Nobel al final de un año muy diferente”, aseguró Carlos Gustavo. De hecho, los nuevos Nobel —cuatro mujeres y siete hombres— no pudieron protagonizar el momento más solemne, recibir la medalla y el diploma que acreditan el premio de manos del monarca sueco. El premio se les entregó a comienzos de semana en sus países, momento que pudo verse mientras, como es tradicional, sonaban las fanfarrias. Imágenes que mostraron momentos alejados de la sobriedad de la ceremonia tradicional, con medallas entregadas en jardines particulares o en universidades.

Celebrada en esta ocasión en el Salón Dorado del Ayuntamiento, decorado con flores rosas y un busto de Alfred Nobel, en la ceremonia tuvo una presencia destacada la música, desde Mozart y Debussy a Edith Piaf o David Bowie, cuyo tema Heroes cerró el acto.

En un año de pandemia, el Nobel de Medicina puso “a los virus en el centro del escenario” con su concesión a los descubridores del virus de la hepatitis C, una enfermedad que ahora puede curarse: los estadounidense Harvey Alter y Charles Rice, junto al británico Michael Houghton.