Cuando a mediados de agosto A Coruña entraba de lleno en la segunda ola —tras repuntar la incidencia por los brotes registrados a final de julio—, la Xunta anunciaba como medida estrella un cribado entre los jóvenes coruñeses de 18 a 40 años ya que, entonces, tres de cada cuatro contagios se producían en esta franja de edad. La invitación a los 62.000 jóvenes para hacerse una PCR comenzó el 19 de agosto y finalizó a principios de noviembre. Pero casi dos meses después se desconoce cualquier dato sobre este estudio. Desde la gerencia del área sanitaria guardan silencio y pese a ser preguntados sobre el tema en varias ocasiones no aclaran ni cuántos jóvenes participaron ni cuántos positivos se detectaron.

El cribado arrancó con los más jóvenes —quienes se estrenaban en la mayoría de edad— el 19 de agosto, cuando el área coruñesa rondaba los 960 casos activos, debido en gran parte al descontrol de la epidemia en A Coruña y su comarca. Una semana después, el Sergas ofrecía los que hasta al momento han sido los únicos datos sobre este estudio poblacional. En los siete primeros días se invitó a 5.000 jóvenes a hacerse la prueba, pero solo fueron 1.750, lo que supone un 35% del total. Y de ellos, solo el 0,25% dio positivo. Desde el Sergas se decía entonces que “era pronto para sacar conclusiones”.

Preguntada la gerencia del área coruñesa sobre el desarrollo de las pruebas a comienzos de octubre alegaba que era necesario finalizar el cribado para poder realizar una valoración de los resultados. El 2 de noviembre, cuando reconocían que las pruebas “estaban a punto de finalizar” también apelaban a que había que “esperar” para analizar los resultados. Este periódico volvió a preguntar sobre el tema el 16 y el 21 de diciembre sin obtener respuesta sobre el cribado de jóvenes aunque sí sobre otro que se iba a iniciar en el colegio La Grande Obra de Atocha entre 200 profesores y trabajadores del centro ante el repunte de casos.

El mutismo sobre las pruebas realizadas a los menores de 40 años de A Coruña choca con la información detallada que la Consellería de Sanidade sí ha dado de otros cribados similares realizados incluso después del coruñés. Es el caso del que se hizo en los campus universitarios en noviembre. Una vez finalizado se informó de que se habían sometido a una PCR unos 30.000 estudiantes, de los que 222 estaban infectados, menos del 1%. O más recientemente el realizado este mismo mes en la localidad pontevedresa de Moaña, donde acudieron el 73% de convocados (casi 9.000 personas) y solo hubo cinco casos. E incluso de los viajeros llegados en Navidad a Galicia y que se sometieron a pruebas se dieron datos detallados tan solo unos días después de realizarse.

Pero el silencio entorno al cribado coruñés no es la única polémica que ha rodeado a este estudio. Aunque desde el Sergas aseguran que se llamaba por teléfono a todos los que entraban en esa franja de edad para darles la cita —y que fueran a la hora marcada al Covidauto de O Ventorrillo a someterse a la prueba—, fueron muchos los que durante las semanas en que duró el cribado se quejaron de que nadie les había llamado y que fue al consultar su perfil en la plataforma E-saúde cuando descubrían que tenían cita ya concertada para la prueba o que incluso ya se les había pasado.

Esto, unido a que era una empresa ajena al Sergas quien realizaba la llamada y si no se cogía a tiempo o se quería cambiar la cita no había forma de poder hablar con ellos, hizo que se multiplicasen las quejas y dudas en los centros de salud, donde les informaban de que ellos no tenían nada que ver ni podían gestionar nada en relación a este cribado.

Las pruebas masivas, puestas en duda

Realizar cribados masivos en determinados colectivos o zonas geográficas es una de las medidas extendidas no solo en Galicia sino por las diferentes comunidades e incluso por otros países europeos, pero algunos expertos cuestionan la eficacia de realizar pruebas aleatorias a población a priori sana y creen que para luchar contra el COVID es mejor centrar los esfuerzos en un correcto rastreo de los contactos de los pacientes infectados. Casi a la par de que en A Coruña se comenzase a testar a la población de 18 a 40 años, la Sociedad Española de Medicina Preventiva lanzaba un comunicado en el que señalaba que los cribados masivos deberían realizarse únicamente “ante brotes cuyos contactos no sean identificables” y rechazaba “actuaciones oportunistas alrededor de casos puntuales”. A finales de agosto, en una entrevista en este diario, el especialista en Análisis Clínicos, el doctor Luis Vázquez, también cuestionaba estas medidas. “Es algo positivo pero realmente irán los que ya están concienciados y seguramente ya cumplan con las medidas de seguridad”, señalaba este facultativo que instaba a poner más énfasis en detectar a los contactos de una persona que ha dado positivo en COVID.

Otra polémica suscitada en torno a los cribados es que en algunas zonas, como Madrid, se realizaron con test de antígenos y no PCR. Tanto la OMS como expertos científicos recuerdan que los test de antígenos son un 90% de eficaces si el paciente está en los primeros cinco días con síntomas de coronavirus, pero su sensibilidad baja si no es así y por tanto, no se recomienda para detectar casos asintomáticos. En cribados masivos lo adecuado es utilizar PCR que detectan la patología aunque no haya síntomas.