Seis letras, una palabra y tantas realidades como pacientes. Más de 1,5 millones de españoles conviven con el cáncer, una dolencia que afecta a todos los planos de la vida del enfermo, pero también de la de los miembros de su entorno más cercano. Unos y otros han de convivir con el torrente de emociones que se desencadenan y, en muchos casos, precisan de una atención psicológica especializada. Tristeza, miedo, rabia, preocupación, incertidumbre, ansiedad, desesperanza, aislamiento, confusión e, incluso, culpabilidad son solo algunos de los sentimientos que suelen aflorar durante los procesos oncológicos.

“El cáncer es igual para todos, pero no todos son iguales frente al cáncer”, es el mensaje que quiere trasladar la Asociación Española contra el Cáncer (AECC), con motivo del Día Mundial contra esa enfermedad [que se conmemoró ayer], tras un año singular en el que la pandemia de SARS-CoV-2 se cebó con los enfermos oncológicos, que en muchos casos se enfrentaron —y lo siguen haciendo— a retrasos o complicaciones en sus tratamientos por la emergencia sanitaria. Hasta uno de cada cinco nuevos casos, estima la AECC, quedaron sin diagnosticar o se detectaron tarde en España durante 2020. Además, un 20% de los pacientes con cáncer empeoraron gravemente su situación económica. Por eso, la entidad se ha propuesto lograr un gran 'Acuerdo contra el Cáncer', que garantice igualdad en el abordaje de la enfermedad para todos los enfermos y sus familiares.

Desde la Junta Provincial de la AECC en A Coruña, su tesorera, Dolores Estrada, agradece “al conjunto de los profesionales sanitarios gallegos, y a los responsables del Servizo Galego de Saúde (Sergas), todo su esfuerzo y el enorme trabajo” que vienen realizando, desde hace un año, por la pandemia de COVID, pero llama la atención sobre el hecho de que los pacientes oncológicos estén sufriendo una “doble pandemia”. “Que las consultas de Atención Primaria no se estén realizando de manera presencial ha ralentizado muchísimos diagnósticos, y sabemos que el tiempo juega en contra de los pacientes oncológicos”, destaca Estrada, quien subraya que también se han “paralizado” los programas de cribado de cáncer de mama y de colon, “otro de los grandes éxitos en la mejora de la supervivencia” de la enfermedad. “Todo esto ha llevado a que, a nivel nacional, uno de cada cinco casos de cáncer quedase sin detectar en 2020. Y el diagnóstico precoz es, insisto, absolutamente vital”, advierte.

Junto con el diagnóstico precoz y los tratamientos, el otro gran pilar fundamental en la lucha contra el cáncer es la investigación, que también se ha visto afectada por la pandemia de SARS-CoV-2. “La investigación nos va a permitir vencer el cáncer en todos los momentos, con COVID y sin él. Y no es que solo se haya frenado la inversión, hay que tener en cuenta que muchos pacientes oncológicos se beneficiaban de ensayos clínicos, y todo ese tema también se ha parado”, subraya la tesorera de la Junta Provincial de la AECC en A Coruña. Un “amalgama” al que se une el miedo de los pacientes a contagiarse de COVID, que en muchos casos les ha llevado a no acudir a las consultas, los tratamientos o las revisiones. “Desde la AECC hacemos un llamamiento para que, ante el menor síntoma, vayan al médico, por favor. Nuestros sanitarios hacen que los centros de salud y los hospitales sean lugares seguros, por eso rogamos encarecidamente a los ciudadanos en general que, ante cualquier señal de alarma, acudan a los servicios sanitarios; y a los pacientes oncológicos, que no dejen de ir a las terapias y a las revisiones, en tiempo y forma. No sea que por el miedo al COVID se vayan a ver después con otro problema de salud muy serio y de difícil solución. El diagnóstico precoz es clave en la supervivencia del cáncer”, incide.

La pandemia de SARS-CoV-2, reitera Dolores Estrada, ha puesto contra las cuerdas a un colectivo ya de por sí vulnerable. El estado de alarma y las consecuencias económicas de las restricciones impuestas para tratar de frenar la propagación del virus han empujado a muchos enfermos con cáncer a recurrir a la Junta Provincial de la AECC en A Coruña en busca de ayuda económica. “Los pacientes oncológicos tampoco se han quedado fuera de la crisis económica generada por la pandemia. Antes del COVID, las ayudas económicas que concede nuestra asociación se dedicaban, casi exclusivamente, a gastos derivados de los tratamientos. En el último año, sin embargo, el perfil ha variado, y nos encontramos con personas que han pasado de tener una economía estable, a encontrarse en una situación de vulnerabilidad por ERTE, pérdida de trabajo, etc. Todo esto ha provocado que las ayudas se estén destinando, mayoritariamente, a cubrir cuestiones de primera necesidad, como la alimentación o medicinas” , expone la tesorera de la Junta Provincial de la AECC, quien destaca que esas ayudas, que antes se concedían por un periodo máximo de entre seis y ocho meses “para que hubiese una rotación y más gente pudiese acceder a ellas”, se han tenido que ampliar “hasta a ocho, diez o incluso doce meses”, en algunas ocasiones, “por la demora en la resolución de ciertos expedientes por parte de las administraciones”. “Aumentamos los plazos, porque la ayuda social por parte de las administraciones se ha ralentizado y no llega, y hemos tenido que doblar y hasta triplicar el importe de las ayudas porque la situación económica de muchos pacientes oncológicos está siendo demoledora durante esta pandemia”, advierte.