Hasta un 70% de los pacientes COVID que han sido intubados presentan dificultades para tragar o ingerir ciertos alimentos una vez que se les desconecta del respirador y a ellos hay que sumar quienes sufren algún problema de voz, habla o lenguaje tras recuperarse de la enfermedad. Secuelas que muchas veces pasan desapercibidas y en donde la rehabilitación con un logopeda es fundamental. “Esta atención marca un antes y un después en la recuperación y la mejora”, sostienen desde el Colegio Profesional de Logopedas de Galicia, donde denuncian que, sin embargo, el déficit de especialistas en los hospitales del Sergas hace que una gran parte de los pacientes no puedan recibir esta asistencia.

El papel del logopeda con los pacientes con coronavirus comienza ya en el propio hospital. “Lo primero es identificar a los pacientes que pueden comer bien, volver a la alimentación normal sin problemas y los que no. Se calcula que entre un 65 y un 70% de los pacientes intubados tiene problemas para deglutir. De ellos hay un 20% que están con sonda porque no pueden ingerir ningún alimento y otro 50% que tienen problemas solo con algunas cosas como pueden ser los líquidos”, señala el secretario y vocal del Colegio, Francisco Javier Bueno, quien explica que esto se debe “a que han perdido fuerza muscular en la lengua o la laringe y es preciso hacer unos ejercicios de rehabilitación”.

La intubación puede causar también lesiones en las cuerdas vocales que alteren la voz. “Pueden verse afectadas y que haya poca movilidad, por ejemplo, y esto hace que el paciente sienta que su voz no es la habitual, que tiene poca fuerza o que se fatiga mucho al hablar”, indica Bueno, quien asegura que otras secuelas que pueden abordar los logopedas son problemas de lenguaje que pueden aparecer si hay daño neurológico. “No acordarse bien de palabras, por ejemplo”, indica.

Lo ideal cuando aparecen estos problemas es actuar cuanto antes ya que hay riesgo de “desnutrición o deshidratación si las dificultades para deglutir persisten en el tiempo” e incluso si algún alimento se escapa “por una vía respiratoria puede provocar una infección y terminar en neumonía”, advierte este logopeda gallego, quien reconoce que aunque la recuperación varía en función de la gravedad del paciente y el tiempo que haya estado intubado, “normalmente el 100% de los enfermos tiene una buena evolución” aunque se pueden necesitar “meses y eso con dos o tres sesiones con el logopeda a la semana”.

Pero la teoría choca de bruces con la realidad. Desde el Colegio de Logopedas de Galicia denuncian el déficit de profesionales de esta especialidad en el Sergas, lo que hace que muchos pacientes no reciban la atención del logopeda o que tengan que recurrir a una consulta privada. “No hay suficientes logopedas en el sistema público. Galicia tiene un profesional por cada 100.000 o 120.000 habitantes y esto no permite cubrir toda la demanda. Además, hay una gran diferencia por áreas. Ourense, por ejemplo, no tiene ninguno y en otras son casi testimoniales, con solo dos o cuatro profesionales”, sostiene Bueno, quien recuerda además que el logopeda actúa en muchos frentes —la atención infantil o la rehabilitación tras un ictus, por ejemplo— “lo que hace que a nivel de atención hospitalaria seamos muy escasos”.

Todo esto provoca largas listas de espera para ser atendido. “Entre tres o cuatro meses un adulto que sea por algo urgente y sino puede superar los seis”, indica Bueno. En la práctica, muchos optan por ir a la privada. “No puede ser que dependiendo de dónde vivas y del área sanitaria a la que pertenezcas puedas tener acceso o no a un logopeda de manera pública”, añade la vicepresidenta del Colegio, Diana Gándara, que reconoce que los logopedas han notado un incremento de consultas de pacientes con secuelas tras el COVID y “seguramente no son todos los que las padecen”, lamenta.

Los logopedas recuerdan que si alguien tiene algún problema para tragar “aunque haga una dieta normal pero, por ejemplo, con el agua siempre se atraganta y tose o si nota que su voz no es la misma, es más leve y se fatiga al hablar. Si esto persiste en el tiempo hay que avisar a su médico para que le derive al logopeda”, explica Bueno.