La Organización Meteorológica Mundial no ha encontrado pruebas sólidas del impacto meteorológico o de la calidad del aire en la transmisión del COVID. Por ello, advierte que el aumento de las temperaturas por la llegada de la primavera no debería implicar un relajamiento de medidas. Asegura que aunque en laboratorio parece que el virus sobrevive más con condiciones frías y secas, no se ha comprobado si el clima de forma directa en condiciones reales influye en él o no.