La pandemia ha frenado el diagnóstico del cáncer de piel con mayor mortalidad. Una encuesta a 700 dermatólogos de 36 países revela que los expertos calculan que al menos uno de cada cinco melanomas no fue detectado durante el pasado año, lo que se traduce en 60.000 casos a nivel mundial y 1.113 en España, según informa la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) que participó en este estudio realizado por la Coalición Global para la Defensa del Paciente con Melanoma. Una demora en el diagnóstico que se traduce en que cuando los pacientes acuden finalmente a consulta el tumor está ya en fase más avanzada. “Se ha observado que el porcentaje de melanomas grandes comparado con los vistos en 2019 ha aumentado y una de las consecuencias es que empeora el pronóstico”, explica Carmen Peña, miembro de la AEDV y dermatóloga en el Hospital Universitario de A Coruña, que asegura que otros estudios elevan incluso más el porcentaje de tumores sin detectar y hablan “de hasta un 40%”.

Hubo menos diagnósticos porque la encuesta de la Coalición revela que hasta un tercio de los pacientes (el 33,6%) no pudo asistir a sus revisiones dermatológicas. Hay varios factores que lo explican. “Uno de los principales motivos es el miedo que tenían los pacientes a infectarse. Había pánico por ir a un hospital”, sostiene Peña, quien reconoce que tampoco ayuda el hecho de que muchas veces se subestima los problemas cutáneos. “Se suele restar importancia a las lesiones en la piel salvo que manchen, que sangren”, indica esta dermatóloga que tiene claro que, sobre todo durante los primeros meses de pandemia, “tampoco fue fácil el acceso a la consulta del especialista”. “Durante meses solo se atendía lo urgente, casi no había revisiones dermatológicas y cuando se hacían eran de forma telefónica. Los pacientes no tienen capacidad para discernir si una lesión pequeña es o no un melanoma, eso es algo que tiene que ver el dermatólogo y por eso, precisamente el grueso de melanomas pequeños son los que quedaron en un limbo”, sostiene.

La demora en la detección del melanoma puede tener graves consecuencias para el paciente. Un estudio de la AEDV, publicado en abril de 2020, revela que un retraso de tres meses en el diagnóstico reduce hasta en trece puntos la tasa de supervivencia a cinco años. “El golpe que la pandemia de COVID-19 está asestando puede provocar, por tanto, un vuelco en las cifras de supervivencia de estos tumores”, alertan desde la Academia Española de Dermatología. Más allá de reducirse la tasa de supervivencia, el llegar con un melanoma más grande o en estadíos más avanzados “implica el tener que someterse a más pruebas que si es un tumor incipiente”, indica Peña, quien añade: “Además tanto los tratamientos como la cirugía serán más agresivos”.

Para la detección precoz del cáncer de piel, los expertos tienen claro que juega un papel muy importante la autoexploración para acudir al especialista cuando se observe alguna alteración en los lunares o manchas sospechosas. “Todos tenemos lunares, pero lo importante está en ver si un lunar cambia, pica, sangra, si era redondito y ahora tiene como una esquina...”, explica Peña, que recuerda que, muchas veces, “los lunares grandes son benignos y son justo los pequeñitos los que pueden derivar en un melanoma y hay que hacer un seguimiento”. Además, aunque el melanoma suele aparecer en forma de mancha oscura también tiene otras caras. “Puede ser una mancha rosácea”, indica esta especialista.

¿Quién tiene más riesgo de sufrir un melanoma? “Quienes tienen muchos lunares, han sufrido grandes quemaduras en la infancia y la juventud, los usuarios de cabinas de bronceado, las personas de fototipo de piel I y II, los pelirrojos o rubios y también hay un tipo de melanoma familiar que obliga a un mayor seguimiento”, sostiene Peña, quien recuerda que existen aplicaciones para hacerse autoexploraciones de la piel. “Si se tienen muchos lunares conviene hacerlas cada seis meses, sino una vez al año”, indica esta doctora, quien recuerda que ya en consulta las últimas tecnologías (como la dermatoscopia digital) facilitan la identificación de cambios o anomalías.

A la hora de autoexplorarse, los médicos aconsejan seguir la guía de Abcde, es decir, estar atentos a si hay lunares asimétricos (una mitad es distinta a la otra), con los bordes irregulares, de color rojizo, blanco o azul sobre negro (los más peligrosos), con un diámetro de más de 6 milímetros y ver la evolución, si cambia de tamaño o de forma.

Los médicos tienen claro que la demora en el diagnóstico se traducirá en mayor incidencia este año.

Por otra parte hay dos aplicaciones gratuitas para móvil, recomendadas por la Academia Española de Dermatología. Una de ellas es UV Derma, que ofrece en tiempo real los índices ultravioleta de la localidad que se desee, indica el tiempo máximo de exposición al sol sin quemarse para una persona y también el que precisa para absorber suficiente vitamina D.

Y otra opción es e-Derma, una app que además de informar del índice ultravioleta, permite realizar un registro fotográfico de distintas partes del cuerpo y compararlas mes a mes para ver si hay algún cambio. Si se detecta alguna anomalía, recuerdan en la AEDV, hay que comunicarlo al dermatólogo para una revisión.

Aplicaciones para autoexplorarse la piel

Las nuevas tecnologías se han convertido en unas aliadas para la detección precoz del cáncer de piel. La Coalición para la Defensa del Paciente con Melanoma ha impulsado dos herramientas para la autoexploración de piel y también hay dos aplicaciones españolas que facilitan esta tarea o indican los niveles de radiación ultravioleta. La Coalición puso en marcha Skin Check, una aplicación con asistente digital activado por voz que está disponible en Alexa o en el Asistente de Google en Amazon. La herramienta orienta al ciudadano sobre cuales son los siete pasos a seguir en la autoexploración de la piel y qué debe buscar. En la misma línea cuentan con un vídeo en YouTube que explica esos siete pasos y la regla de Abcde con pausas para que el paciente se autoexplore a medida que se avanza en el tutorial.