Es el órgano más extenso del ser humano y actúa como barrera para proteger al cuerpo de agresiones externas, virus o bacterias, pero la piel también es víctima de la pandemia. El uso continuado de mascarilla, el gel hidroalcohólico, el propio coronavirus o las reacciones a la vacuna anti-COVID han provocado que aumenten las consultas de pacientes con problemas cutáneos, según aseguran desde el Consejo General de Enfermería y la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV). “Más de la mitad de la población sufrirá alguna afección en la piel durante su vida y la pandemia ha acelerado su aparición”, aseguraban el pasado martes los enfermeros en la jornada online Barrera cutánea y afecciones de la piel en la que participaron 3.500 profesionales. Una semana antes, miembros de la ADEV explicaban en el II Congreso Nacional de COVID cómo los nuevos hábitos de la pandemia han disparado las consultas por dermatitis y acné o han retrasado el diagnóstico de los tumores cutáneos, lo que empeora sus consecuencias.

En las dos jornadas, los expertos explicaron cuáles son los problemas más habituales detectados en los últimos meses y cómo solucionarlos o prevenirlos.

Uso de la mascarilla. Obligatoria en cualquier espacio público exterior o interior e incluso en casa si estamos con personas no convivientes, el uso continuado de la mascarilla favorece la aparición de rozaduras o irritación en las zonas de contacto —como el puente de la nariz, detrás de las orejas o la barbilla— y además, la humedad y el sudor bajo este método de protección, ha provocado un aumento de los casos de acné o dermatitis seborreica (que se caracteriza por la escamación de la piel, el enrojecimiento y el picor), señala la Academia Española de Dermatología. Los expertos reconocen que si antes de la pandemia este tipo de consultas representaban entre el 5 y el 7% del total, ahora son casi el 25% y además ya no son algo exclusivo de los adolescentes sino que se ha elevado la edad media de afectados por el bautizado cómo maskacné. “Es fundamental establecer una higiene diaria no agresiva con productos adecuados y, si hay un problema muy inflamatorio, tendrán que utilizar un tratamiento pautado por su médico”, señaló el dermatólogo Ricardo Ruiz Villaverde durante su participación en el Congreso Nacional. Además los expertos aconsejan no usar maquillaje y lavarse la cara con agua templada y productos suaves no jabonosos.

El gel hidroalcohólico. El uso continuado de estas soluciones para tener desinfectadas las manos, sumado a que la pandemia obliga a multiplicar también el lavado con agua y jabón al cabo del día ha incrementado los casos de dermatitis o eccemas, problemas cutáneos que se caracterizan por la desescamación de la piel, el enrojecimiento, la irritación o el picor. Para prevenirlo, los dermatólogos recuerdan que “es fundamental” secar bien las manos tras lavarlas e hidratarlas con crema inmediatamente después de la limpieza con agua y jabón o tras echarse el gel hidroalcohólico. Sin embargo, cuando ya ha aparecido el eccema se desaconseja el uso de crema hidratante ya que pueda empeorar la situación. En estos casos, aconsejan consultar con el médico que diagnosticará e indicará el tratamiento más adecuado. Desde el Consejo de Enfermería recuerdan que los problemas cutáneos por el sobreuso de gel afectan más a quienes ya sufrían dermatitis atópica y aconsejan además de hidratación, “baños cortos con agua templada”.

Retraso en el diagnóstico de tumores. Un estudio internacional, realizado en 126 países, revela que uno de cada cinco melanomas —el cáncer de piel con más mortalidad— quedó sin diagnosticar el pasado año debido al miedo de los pacientes a acudir a consulta, pero también a que la crisis sanitaria hizo que se aplazasen muchas revisiones. “Uno de los problemas que hemos detectado justo después del confinamiento llevado a cabo el pasado año es que el tamaño de los tumores cutáneos era mucho mayor”, explicó Ruiz Villaverde en el Congreso Nacional de COVID. Todo ello —además de reducir la tasa de supervivencia— implica que el paciente tenga que someterse a más pruebas y a tratamientos o cirugías más agresivas.

El propio coronavirus. El estudio COVID Piel —realizado durante la primera ola y en el que participaron un centenar de dermatólogos de toda España— demostró que más allá de la fiebre, la tos, la disnea o la neumonía bilateral, el nuevo coronavirus se asocia también con problemas de piel. Los expertos diferenciaron hasta cinco manifestaciones cutáneas en pacientes COVID aunque solo dos son realmente características del virus porque las otras tres pueden estar relacionadas con el consumo de fármacos y la hospitalización. Se trata de una erupción en pies y manos similar a los sabañones que aparece después de los síntomas o en asintomáticos jóvenes y unas vesículas (parecidas a las de la varicela) que surgen en el tronco a la vez que otros síntomas. Durante el Congreso celebrado la pasada semana, la dermatóloga Mónica Roncero Riesco informaba de que una revisión sobre el estudio COVID Piel revela que la lesiones similares a sabañones fueron frecuentes en pacientes de Europa y Norteamérica pero no en los asiáticos. Algo que podría deberse a diferencias genéticas o a un sesgo a la hora de comunicar estas manifestaciones.

La vacuna. Dolor en el lugar del pinchazo, cefalea, cansancio o fiebre son algunos síntomas más habituales tras recibir la vacuna antiCOVID, pero los dermatólogos explican que también se han observado reacciones cutáneas. En los primeros días puede aparecer eritema y edema en la zona de inyección (similares a moratones), y reacciones urticariformes. Lo más habitual, señalan, es una placa de eritema de entre 10 o 15 centímetros que debe tratarse con frío local y corticoides tópicos. También se han observado casos de aparición de herpes zoster. “La disregulación inmunitaria creada por la vacuna puede desempeñar un papel en la reactivación de una infección latente por virus varicela zóster”, señalan desde la Academia de Dermatología.