La ministra de Igualdad, Irene Montero, avanzó ayer su intención de eliminar los tres días de reflexión obligatorios antes de una interrupción voluntaria del embarazo (IVE) y promocionar los anticonceptivos masculinos en la futura reforma de la ley del aborto, que pretende además garantizar que pueda hacerse en un hospital público cercano y blindar la educación afectivo-sexual.

Montero hizo el anuncio durante la inauguración de los conversatorios sobre salud sexual y reproductiva organizados por el Instituto de las Mujeres, en donde aseguró que “España está preparada para despenalizar definitivamente el aborto”, por lo que el Ministerio de Igualdad se “va a volcar” en los próximos meses en impulsar la reforma de la Ley orgánica 2/2010 sobre salud sexual y reproductiva.

La ministra reconoció el “avance significativo” que supuso la aprobación de la ley en 2010, pero cree que en la actualidad existen “barreras” que impiden el acceso efectivo a este derecho, además del “retroceso” de la reforma de 2015 impulsada por el PP y que obliga a las menores de 16 y 17 años a contar con el consentimiento de sus progenitores para poder llevar a cabo la interrupción del embarazo.

“La ley del aborto necesita ser reformada”, aseveró Irene Montero, que anunció que en esa modificación se eliminarán los tres días de reflexión que ahora son obligatorios antes de interrumpir un embarazo. “Es importante que lancemos el mensaje de que las decisiones de las mujeres no necesitan tutela”, señaló.

Además, se garantizará que las clínicas acreditadas para la interrupción del embarazo y sus entornos sean lugares seguros para las mujeres y los sanitarios que trabajan en ellas, por lo que se penalizará el acoso, “uno de los principales problemas a los que se enfrentan las mujeres” que necesitan abortar.

La futura ley garantizará además que cualquier mujer pueda ejercer su derecho a abortar en un hospital público, cercano a su domicilio y elegir el método para llevar a cabo la interrupción y, para garantizar que esto sea así, Montero cree “imprescindible” regular la objeción de conciencia de los sanitarios porque “ese derecho no puede estar por encima del derecho de las mujeres a decidir sobre sus propio cuerpo”.

La ministra subrayó también la importancia de garantizar el derecho a la anticoncepción y que su acceso no solo sea efectivo para las mujeres, sino también para los hombres, por lo que indicó que la reforma promocionará la anticoncepción masculina y potenciará el acceso a los métodos anticonceptivos masculinos.

La reforma de la ley del aborto, que Montero confía en tener concluida en esta legislatura, quiere promover la educación afectivo-sexual, “puesta en tela de juicio por parte de la extrema derecha”. La titular de Igualdad apuesta por “blindar” la educación afectivo-sexual porque es un derecho de los niños y constituye una herramienta para acabar con las violencias contra las mujeres y transformar “la cultura de la violación en la cultura del consentimiento”. La ley dará respuesta, asimismo, a determinadas violencias que se ejercen contra las mujeres en el ámbito reproductivo, como la violencia obstétrica y la explotación reproductiva (la gestación subrogada).