El año pasado, a estas alturas, el virus dominante era el SARS-CoV-2. En las consultas de Pediatría de los centros de salud coruñeses lo notaban a diario y en las Urgencias hospitalarias el efecto era evidente. Octubre, y sobre todo noviembre, acostumbran a ser los meses que marcan el inicio de la temporada de bronquiolitis, la infección respiratoria infantil por excelencia. Hay varios virus que la causan, pero el que suele traer de cabeza a los padres y masifica los servicios de urgencias es el virus respiratorio sincitial (VRS). En el primer otoño de mascarillas generalizadas, sin embargo, ese patógeno, prácticamente, desapareció.

El panorama hoy es bien distinto. Con el COVID a la baja y un pie en la llamada nueva normalidad, el VRS “circula ya” en nuestro entorno, de hecho, en el Hospital Materno Infantil Teresa Herrera de A Coruña han visto ya casos de pequeños con patologías asociadas a ese virus. Y no solo eso. Las Urgencias del centro coruñés se encuentran ya en la situación previa a la pandemia, “tanto en afluencia de pacientes, como en la patología que presentan”. Lo confirma el jefe del Servicio de Pediatría, Jerónimo Pardo, quien admite que, desde hace semanas, el cóctel vírico habitual de estas fechas, causante de cuadros clínicos como catarros, infecciones respiratorias o gastroenteritis, entre otros, vuelve a ser el pan de cada día en las Urgencias pediátricas. “Lo mismo que veíamos, durante esta época, en cualquier año anterior a la irrupción del COVID”, señala.

Aunque evita concretar números, “porque las cifras pueden ser muy variables de un día para otro”, el doctor Pardo sí especifica que el Materno Infantil de A Coruña atiende, de media, “unas 35.000” urgencias pediátricas cada año, “tanto patología médica como quirúrgica”. “En septiembre, que es cuando empiezan las clases en los colegios e institutos, lo normal es que veamos alrededor de 2.000 urgencias y, en octubre, solemos rondar las 2.700, o incluso más. Este mes aún no ha finalizado, pero durante el pasado vinieron ya tantos pacientes como en 2019 o 2018 y, por supuesto, muchos más que en el mismo periodo de 2020”, reitera.

El responsable de Pediatría del hospital coruñés detalla que el motivo de consulta “más frecuente” en las Urgencias de esa especialidad es “la fiebre causada por un proceso infeccioso, provocado a su vez por un virus o una bacteria”. “En la temporada de otoño e invierno, predominan los procesos respiratorios (catarros, laringitis, etc...), así como cualquier otro tipo de infecciones, por ejemplo, las otitis. Y, al igual que durante el resto del año, por supuesto, vemos también muchos cuadros gastrointestinales, con vómitos, diarrea, náuseas, etc. Patologías, todas ellas, producidas, mayoritariamente, por virus, como el rinovirus, los parainfluenza o el enterovirus”, especifica Jerónimo Pardo, quien agrega, no obstante, que durante esta época del año se detectan, también, “infecciones bacterianas y otro tipo de dolencias, como neumonías u otros procesos que, afortunadamente”, subraya, “son menos frecuentes”.

En este contexto, el jefe de Pediatría del Materno Infantil de A Coruña invita a los ciudadanos, y en concreto a los padres, a hacer un “uso racional y juicioso de los dispositivos de urgencias”. Con respecto a los motivos que explicarían este regreso a la antigua normalidad en lo que a atenciones pediátricas urgentes se refiere, el doctor Pardo considera que, aunque las medidas de higiene respiratoria (uso de mascarilla y lavado frecuente de manos) y distanciamiento social instauradas frente al COVID continúan vigentes, “es inevitable una relajación, tanto en su cumplimiento como en la exigencia del mismo”.

“Seguramente, durante el primer año de la pandemia, cuando un niño tenía fiebre o catarro, sus padres lo dejaban en casa. Ahora, sin embargo, los pequeños vuelven a ir con procesos infecciosos activos a las guarderías y los colegios y, una vez allí, contagian a todos los demás. Eso es lo que está sucediendo”, apunta Jerónimo Pardo, quien insiste en que, “siempre que sea posible”, los niños con procesos febriles o respiratorios “no deberían acudir a clase”. “No es nada nuevo, pero la pandemia de COVID nos ha permitido constatar la efectividad, tanto de esta medida, como de la higiene respiratoria. En el momento en que dejan de aplicarse, volvemos a la ver las consecuencias”, advierte el responsable de Pediatría del hospital coruñés.