Alemania ampliará las restricciones a escala nacional a los no inmunizados contra el COVID e implantará la vacunación obligatoria previsiblemente a partir del próximo febrero, según anunció ayer la canciller saliente Angela Merkel, tras su reunión con su previsible sucesor, Olaf Scholz, y los líderes regionales.

Con estas nuevas medidas, las personas que no se hayan puesto la pauta completa se verán afectados por un confinamiento de facto, pues no tendrán acceso a comercios no esenciales, restaurantes o lugares de culto y de ocio.

Entre las nuevas restricciones también se incluye el cierre del ocio nocturno a partir de ciertos niveles de incidencia de contagios, así como restricciones a eventos públicos y a los contactos.

La vacunación obligatoria se tramitará mediante un proyecto de ley que se presentará en el Parlamento para que entre en vigor en febrero o marzo.

Recuperación económica

El objetivo de estas medidas es evitar un confinamiento general que podría hacer descarrilar la frágil recuperación de la economía europea más grande, manteniendo los negocios abiertos para casi el 69% de la población que cuenta con la pauta completa, así como para aquellos que cuentan con un certificado de haber superado la enfermedad.

Alemania lleva semanas con la incidencia de contagios a niveles máximos. Ayer se reportó, por tercer día consecutivo, un ligero descenso, para situarse en 439,2 casos por siete días y 100.000 habitantes. Sigue siendo una marca altísima, que supera los 1.100 contagios en los distritos más afectados del este o el sur del país.

“La situación es muy seria”, destacó Merkel durante la rueda de prensa que ofreció junto a Scholz, que será previsiblemente investido canciller la semana próxima. “El número de contagios se ha estabilizado, pero todavía es muy elevado”, añadió.

La cancillera en funciones explicó que el Ejecutivo alemán consultará con un comité ético para redactar la legislación que impondrá la vacunación obligatoria y que el Bundestag la debatirá y votará como muy tarde en febrero.

Las autoridades del país temen que la actual ola del COVID-19 sature las UCI. Ayer se registraron más de 73.000 nuevos casos y un total de 388 defunciones.

Con estas restricciones, Alemania sigue la senda de Austria, que en un primer momento optó por confinar a los no vacunados y un día más tarde extendió la medida al conjunto de la población.