El virólogo francés Luc Montagnier, premio Nobel de Medicina en 2008, junto a Françoise Barré-Sinoussi, tras haber conseguido aislar por primera vez el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) en 1983, que provoca la enfermedad del sida, murió en Neuilly-sur-Seine (París) el martes a los 89 años, según anunciaron ayer los medios franceses. Montagnier recibió, en el año 2000, el Premio Príncipe de Asturias de Investigación Científica y Técnica, compartido con Robert Gallo.

Entre 1980 y 1984, él y su equipo del Instituto Pasteur de París aislaron numerosos retrovirus humanos de pacientes con infecciones sexuales, hemofílicos, madres que lo habían transmitido a sus hijos y personas infectadas en transfusiones sanguíneas.En 1983 consiguieron aislar un virus al que inicialmente llamaron VAL —virus asociado a linfoadenopatía— y que después se identificó como virus causante del sida y acabó llamándose VIH. El Premio Nobel de Medicina lo compartió con Harald zur Hausen, descubridor de los virus del papiloma humano que causan cáncer cervical. En sus últimos años, el prestigio de Montagnier se había ensombrecido debido a su posición antivacunas.

La identificación del VIH en 1983 fue uno de los mayores descubrimientos científicos del siglo XX. La enfermedad del sida se estaba cobrando la vida de personas en todo el mundo —desde entonces causó más de 35 millones de muertes—. Un año después, el equipo del estadounidense Robert Gallo confirmó el descubrimiento del virus y que era causante del sida. Durante muchos años hubo una fuerte disputa sobre quién había aislado primero el virus. Finalmente, se concluyó que Montagnier había aislado el VIH, pero que fue el equipo de Gallo el que demostró que era causante del sida.

Montagnier, pese a sus logros, se convirtió en los últimos años en un paria de la comunidad científica por su crítica a las vacunas. Llegó a decir que las vacunas del COVID-19 estaban creando nuevas variantes del virus, algo que no es posible entre otras cosas porque las primeras variantes surgieron antes de las campañas masivas de vacunación. El francés llegó a decir que “los no vacunados salvarán a la humanidad”. Como recuerda Libération, esta deriva de un eminente científico comenzó en la década de 2000, cuando defendió la papaya fermentada como tratamiento para la enfermedad de párkinson. En 2009, Montagnier defendió la idea de que un buen sistema inmunitario puede acabar con el VIH “en unas pocas semanas”.