La Opinión de A Coruña

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Jorge Volpi | Escritor, este viernes en A Coruña
Jorge Volpi Escritor

“La educación es la única manera de frenar la violencia”

“Tengo dos obsesiones, la neurociencia y los niños que se convierten en asesinos y pensé, ¿por qué no juntarlas en una historia?”

Jorge Volpi. | // LOC

El autor mexicano Jorge Volpi participa este viernes en los Encontros con Escritores, a las 18.30 horas, en el salón de actos de la Universidad a Distancia (UNED), en A Coruña, y conversará con el también escritor Xavier Seoane y con el coordinador del ciclo, Javier Pintor. Será la jornada de clausura de la edición número 17 de este ciclo.

Presenta su última novela, Partes de guerra, ¿cómo nació esta idea en la que ya solo en la introducción se sabe que hay un crimen de una niña de catorce años?

Es un libro que tuvo un proceso de escritura muy distinto a todo lo que he escrito antes, porque lo escribí en muy pocos meses, justo en el primer año de la pandemia, durante el confinamiento. Pocas veces había tenido en mi vida tanto tiempo disponible para escribir un libro y fue una escritura intensa, durante muchísimas horas al día entre marzo y diciembre de 2020. Desde que lo terminé lo he estado corrigiendo y dándole unas vueltas, pero el libro como tal surge en esos meses. Es un proceso de escritura que no se parece a ningún otro porque lo hice en un año muy excepcional.

No fue entonces de los autores que se quedaron bloqueados durante el confinamiento...

No, tengo muchos amigos para los que el confinamiento fue difícil y no podían leer ni escribir ni concentrarse, yo tengo que decir que, para mí, fue al revés. En aquel momento yo tenía un trabajo muy intenso y el confinamiento me permitió escribir durante un tiempo que no había tenido en muchos años.

Y se lanzó a escribir una historia dura, de crímenes e investigaciones en un momento en el que no se podía ni salir de casa.

Cuando empecé a escribir yo sabía que tenía dos obsesiones: la neurociencia, desde hace ya mucho tiempo, que hizo que escribiese un ensayo sobre neurociencia y literatura, también publicado por Alfaguara; y otra, los niños y adolescentes que se convierten en asesinos. De pronto, justo en los meses del confinamiento, pensé, ¿por qué no estas dos historias se convierten en la misma? y, a partir de ahí es de donde surge esta novela.

¿Por qué estos dos temas?

Son obsesiones muy antiguas, la de la neurociencia, por lo menos, la tengo desde hace quince años. La otra, la de pensar e investigar historias de niños criminales es todavía más antigua y no solo me interesan las de México, sino que he visto casos también en Europa, en América... y en circunstancias muy distintas. En México se han incrementado, sobre todo, a raíz del aumento de la violencia, a partir de la guerra contra el narcotráfico. De ahí viene.

¿Y por qué un niño puede llegar a matar en ambientes y sociedades tan diferentes?

Ese es el centro de la novela, los protagonistas son neurocientíficos que estudian a estos niños y hacen un montón de hipótesis, análisis y exámenes y van desgranando las posibles motivaciones, causas internas, neurológicas, fisiológicas, psicológicas, también las externas, sociales, políticas, económicas, de violencia de género, de violencia intrafamiliar, de violencia en los medios, en los juegos... Tratan de armar el rompecabezas completo y esa es la razón por la que se llama Partes de guerra.

¿Es complicado hablar de la maldad en los niños que, en principio, deberían ser seres puros?

Sí, por eso es tan misterioso y desasosegante y también tan interesante. ¿Qué hace que un niño se convierta en criminal, justamente un niño, a quien asociamos con la inocencia?

Y para armar toda esta obra en un momento en el que no se podía salir de casa, ¿fue necesario leer mucho y adentrarse en otros libros?

Sí, sin duda, a eso nos dedicamos habitualmente los escritores, a estos procesos de largas lecturas para tratar de responder a todo lo que hemos leído.

¿Actualmente hay más maldad en la sociedad que en décadas anteriores o se mantiene constante?

Los seres humanos tenemos tanto tendencia a la violencia como a la cooperación, pero cuando se rompe un cierto equilibrio, las sociedades pasan a estar más regidas por la confrontación que por la cooperación. Eso es justo lo que pasó en México, que fue un país relativamente tranquilo hasta el año 2000 y, a partir del año 2006, que fue cuando empezó la guerra contra el narco, se vuelve un lugar extremadamente violento. La intriga para un mexicano como yo es qué hace que un país relativamente tranquilo se convierta en un país de una violencia exacerbada.

¿Es una violencia generalizada, desde la casa a las instituciones?

Hay muchas violencias distintas que conviven y se retroalimentan.

¿En España detecta mucha violencia, a pesar de no tener un acceso libre a las armas como en otros países?

Afortunadamente, España es una sociedad menos violenta que México, eso no quiere decir que no haya territorios de violencia y espacios de violencia, como la de género y la intrafamiliar, que prevalecen en España, pero nada se compara con las descargas de violencia explícita, criminal, asesina que tenemos en este momento en México y en otras partes del mundo.

¿Tener un acceso fácil a la violencia, por ejemplo, en internet, nos hace naturalizarla e integrarla?

Está comprobado, sí, que la exposición constante de la violencia nos hace un tanto inmunes a ella, pero no es una cuestión de causa-efecto tan rápida, muchísimas personas consumen violencia en la televisión, en el cine, en los videojuegos y eso no hace necesariamente que se conviertan en personas violentas, pero sí es un elemento adicional.

¿Cómo se podría solucionar?

La educación es la única manera, con temple crítico frente a cualquier cosa que estemos viendo y presenciando. Pensemos en España, fue una sociedad tremendamente violenta, tuvo una guerra civil y, finalmente, a partir de los años setenta, con la transición, alumbró una sociedad que es mucho más pacífica que antes.

Pero ahora también se están escuchando unas cosas y se están abriendo unos debates que se creían superados.

Porque estamos otra vez en una etapa de polarización y de crispación extrema, que es otra forma de violencia, verbal, política, que también está ahí.

Dirige el Centro de estudios Mexicanos en España, ¿cuánto se sabe de México en España?

No demasiado, hay un cierto conocimiento del país, pero, como todo en esta época, prevalecen las noticias de mayor escándalo y violencia y México es un país muy grande, muy rico. Hay muchos Méxicos distintos que conviven y de esto se sabe poco.

¿Cómo son los encuentros con los lectores, sobre todo de esta novela nacida en tanta soledad?

Son siempre interesantes, sobre todo, después de estar solo con lectores imaginarios en el proceso de la escritura, por eso es interesante encontrarse con lectores reales, que tienen sus propias apreciaciones, historias y juicios sobre lo que está uno escribiendo.

¿Marcará la pandemia sus próximos libros?

Es difícil saberlo todavía, habrá que ver.

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