¿Cuándo surgió un semblante como el nuestro? Esta es una de las preguntas a las que podría dar respuesta el último e importantísimo hallazgo en los yacimientos de Atapuerca (Burgos): un fragmento de la cara del primer europeo, una parte del maxilar superior y del cigomático (mejilla) de un individuo que pudo vivir en la sierra de Atapuerca hace nada menos que 1,4 millones de años.

Hallados en los yacimientos de Atapuerca dos huesos de la cara de europeo más antiguo

El descubrimiento fue presentado ayer por el equipo de investigación, con sus tres codirectores al frente —Juan Luis Arsuaga, José María Bermúdez de Castro y Eudald Carbonell— junto con el consejero de Cultura de la Junta de Castilla y León, Gonzalo Santonja.La noticia supone disponer de los fósiles humanos más antiguos del viejo continente, que pertenecerían a una especie humana que aún no han podido identificar, pero que, por cronología, podrían pertenecer a la especie Homo erectus, aunque esta se trate de un cajón de sastre” en la que se engloban varios restos esparcidos por Europa y Asia, según explicó Arsuaga.

La solución a la incógnita se desvelará dentro de un año, tiempo aproximado que tardará el equipo de Atapuerca y del Centro Nacional de Investigación de la Evolución Humana en averiguar a qué especie pudo pertenecer estos restos. “Quizá no estemos delante del primer poblador de Europa, pero sí de la especie que socializó Europa”, indicó Bermúdez de Castro. Hasta la fecha, los restos homínidos más antiguos encontrados fuera del continente africano han sido hallados en Georgia, en Dmanisi, para los que se estableció una nueva especie (H. georgicus), que estarían distanciados tan solo unos 400.000 años con los restos recientemente descubiertos en Atapuerca.Sin embargo, en un “primer vistazo”, desde el equipo de Atapuerca no tienen tan claro ni que se trate de un Homo erectus ni de la misma especie de Dmanisi, por lo que Bermúdez ha pedido “paciencia” para determinar a qué grupo pertenecieron esos huesos.

El hallazgo se ha producido en el yacimiento con la datación más antigua de toda la sierra, el de la Sima del Elefante, donde en las campañas de 2007, 2008 y 2009 se encontraron los restos óseos homínidos más antiguos de Europa (un molar, una mandíbula y un húmero), de hace 1,2 o 1,3 millones de años, pero cuya especie no se pudo precisar, de ahí que se lo denominase Homo sp (sin filiación). De este modo, uno de los retos a partir de ahora pasan por conectar estos tres hallazgos de hace 15 años con el realizado ahora, para poder cambiar el apellido de este Homo sp y conferirle una especie a nuestro antepasado europeo más remoto.

Como indicó Carbonell, con este descubrimiento, Atapuerca entra en su “segunda década prodigiosa”, ya que en estos momentos saben y tienen identificados mediante el análisis estratigráfico dónde se ubican las “zonas calientes” de poblamiento, que indican que en los próximos diez años irán apareciendo más restos de homínidos.

“Hace unos años nosotros fuimos los primeros en decir que Europa estaba petada de humanos hace un millón de años y así se ha comprobado. Hoy digo que Europa estaba petada hace 1,5 millones de años”, se aventuró a pronosticar Carbonell, quien destacó que solo en Atapuerca a nivel mundial se puede encontrar un registro fósil que abarque desde los 1,5 millones de años hasta el presente, con todas las especies humanas conocidas representadas en este lapso.

Pero, ¿por qué es tan importante poner cara al primer europeo? Esta una de las cuestiones que se planteó Arsuaga, que reconoció que la cuestión encierra también un importante cariz “filosófico”. “Los neandertales son más contemporáneos pero son muy diferentes a nosotros. Sin embargo, sorprende ver lo mucho que nos parecemos a una especie de más de 800.000 años”, explicó en alusión a Homo antecessor, una de las especies más icónicas de la sierra de Atapuerca, en este caso, del yacimiento de la Gran Dolina.